viernes, 19 de noviembre de 2021

Viaje a Italia (II): Centro Habitat Mediterraneo.

Para el día 8 de Noviembre, el siguiente de la visita a Roma, mis padres y mi hermana iban a visitar el Vaticano, pero a mi la verdad no me interesaba demasiado y, como no iban a ver los museos que era lo que me habría gustado, me busqué otra actividad que siempre me gusta: observar y fotografiar aves. Así pues tuve la previsión de, antes de viajar, ponerme en contacto con los encargados del Centro Habitat Mediterraneo, una reserva natural en el Puerto de Ostia, zona costera de la propia Roma. Después de un largo trayecto en metro, tren y autobús, probando de paso la infraestructura del país a este respecto (me reservo la opinión...), finalmente llegué al centro, donde muy amablemente me atendió Alessandro, presidente de la asociación LIPU (que viene a ser como SEO en España); aquel día estuve en tres hides diferentes, dos por la mañana y uno a mediodía, y, aunque el día estuvo nublado y bastante lluvioso, pude anotarme un buen número de especies. Ninguna novedad, pero por lo menos es una jornada en el campo y, si te llevas buenas imágenes, pues mejor.

Taray con garza real (Ardea cinerea).

Esta reserva es lo más atractivo de la zona, por lo demás el puerto es una zona industrial venida a menos y bastante tétrica.

En los observatorios de mañana un buen número de aves: flamencos, cercetas, zampullines, agachadizas, pajarillos... de los que pude tomar alguna imagen buena, incluso con las gotas de lluvia cayendo alrededor de los bichos: Sobretodo los flamencos (Phoenicopterus roseus), que se llevaron la palma en cuanto a avistamientos y cercanía, mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita) y cercetas comunes (Anas crecca), además de las especies ya mencionadas arriba y una mantis religiosa a la puerta de uno de los hides. Aunque a ratos la mañana fuese algo aburridilla, al final algo se pudo hacer, creo que las imágenes lo demuestran.

Flamencos.




Agachadizas comunes (Gallinago gallinago).


Cercetas comunes.


Mantis religiosa.

Mosquiteros comunes.


Por la tarde estuve en otro hide, esta vez a ras de suelo, donde, aunque me falló el rascón (una pena pues aquí llegan a verse bien cerquita), tuve cerca garcetas, anátidas, gallinetas, zampullines, martín pescador, aguilucho lagunero en vuelo...

Azulona (Anas platyrhynchos).

Gallinetas (Gallinula chloropus) aguantando el chaparrón.


Garceta común (Egretta garzetta).

Cercetas comunes.


Colirrojo tizón (Phoenicurus ochuros).

Martín pescador (Alcedo atthis). Como el colirrojo, una hembra.

Aquí también vi la última novedad del viaje: en esta reserva se ve con mucha facilidad al coipu (Myocastor coypus), enorme roedor exótico procedente de Sudamérica y muy parecido a un capibara en miniatura.

Coipu.

Como ocurre en España con es visón americano o el propio coipu, fue importado a Europa por la industria peletera: en los años 70, se llevaron ejemplares tanto aquí como a Norteamérica, principalmente para granjas peleteras, aunque por lo visto, y como suele pasar, también se comercializaba como mascota. Al final, entre escapes, intencionados o no, de granjas peleteras y suelta de ejemplares domésticos, se ha extendido por zonas del Norte de España, el Empordá (Girona), Francia, Italia, Grecia, Este de Europa... provocando graves daños en ecosistemas y agricultura. Por todo esto, una observación agridulce: aunque para mí sea una nueva especie, y a pesar del hecho de que es un bicho bastante chulo dentro de lo que son los roedores, al final es otra especie invasora más, siempre por culpa de la codicia humana y, ahora que habría que ponerle remedio, saltan los radicales y consideran las medidas excesivas... así nos va.

Coipus.


Una entrada esta con poco texto, excepto la introducción e igual la diatriba sobre el coipo, pero la jornada no dio para más. Por suerte aún me quedan fotos para enseñar, en concreto las cornejas cenicientas desde el balcón del hotel y, para acabar con el viaje, unas fotos de los alrededores del pueblo donde está viviendo mi hermana, en plenos Apeninos y rodeado de una buena explosión otoñal: hayas, castaños, robles, álamos... Una zona para volver con más calma pues sólo pasamos un día por allí.

Cornejas desde el hotel.


Los hayedos ya no tenían hojas pero qué bonitos están ahora con esas tonalidades rojizas.


Castaños, robles...

Ídem+olivos.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

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