lunes, 31 de agosto de 2020

Vacaciones 2020: Carnívoros de la montaña leonesa.

Pues así es, esta era la sorpresa: he pasado 2 días enteros buscando gato montés (Felis sylvestris), lobo ibérico (Canis lupus subsp.signatus) y oso pardo (Ursus arctos) por la vertiente leonasa de la cordillera cantábrica, como parte de unas jornadas de observación de la empresa de viajes de naturaleza "WildWatchingSpain". Unas buenas jornadas de campo en las que, aparte de bichear a tope y disfrutar como un enano de dos de estas especies (el oso no apareció por ningún lado), he tenido la oportunidad de conocer compañeros de afición y ver de primera mano como es pasar varias jornadas con una de estas empresas, experiencia que seguro repetiré en el futuro. Antes de empezar, esto es algo evidente, pero aun así comento: no voy a desvelar ninguna localización exacta. Picos de Europa, de allí son las fotos con las que acompañaré a este texto; se trata de fauna muy sensible, y por ello tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para su protección.

Después de esta breve introducción y aviso, ya podemos empezar con este fin de semana cargado de emociones. El viernes 21 ya tocaba ir a Cistierna para reunirse con el resto del grupo, pero, estando por la mañana en Riaño, me dio tiempo a darme una pequeña vuelta a ver si veía alimoches (Neophron percnopteus), cosa que conseguí aparte de unos bonitos paisajes.

Entorno de Riaño. En próximas entradas enseñaré más paisajes.

 
 
Alimoches.
 
La tarde del 21, después del check-in y una vez reunidos todos, fuimos a buscar gatos monteses por unas praderas que frecuentan. Como ya anunciaba no desvelaré localizaciones; lo que sí diré es que la zona en cuestión estuvo bastante animada, viendo 4 gatos monteses. De no haber visto ni uno a ver tantos en una sola tarde, pues la sensación es indescriptible. Además, pudimos ver como varios cazaban topillos con éxito. Las fotos son mucho menos que testimoniales, pero en estos casos creo que es lo de menos.


Gatos monteses.

Por comentar algo más sobre el gato, como muchos ya sabréis dio origen al gato doméstico. Se distingue del mismo por su apariencia robusta, pelaje denso de coloración pardo-grisácea con algunas rayas negras y cola gruesa, en la que destacan de dos a tres anillos negros bien marcados y una borla redondeada que la culmina. Ampliamente distribuido por Eurasia, existen poblaciones en toda la península, escaseando donde existe una mayor presencia antrópica. En la cordillera cantábrica es bastante abundante, y fácil de observar cuando caza topillos en las campiñas, como en este caso.



Después del subidón con los gatos, llegó el segundo plato fuerte de las jornadas: los lobos. Ya adelanto que no fue como los gatos, es decir, que no vimos tantos; de hecho, yo sólo vi uno mientas creo recordar que algunos vieron dos o tres, pero claro con una especie tan esquiva y a la que tenía tantas ganas de disfrutar hacía tiempo, pues me doy con un canto en los dientes. Por la mañana hicimos una espera en la que un joven ejemplar espantó a unos buitres leonados. Un momento sin duda espectacular, lo malo es que justamente ese fue el que no vi; de hecho, creo recordar que lo vieron una o dos personas y ya está... Lo bueno de este tipo de esperas es, aparte de la belleza del paisaje, que siempre hay algo para ver: ciervos, corzos, jabalíes, los mencionados buitres, la banda sonora de arrendajos, trepadores azules, petirrojos y camachuelos, los omnipresentes, y al final algo irritantes, cencerros y mugidos de las vacas, etc. Después de esta espera tan poco fructífera (a tener en cuenta que se trata de individuos salvajes) y con un ambiente bastante más cálido fuimos a una zona en la que es fácil observar rastros de oso pardo, al bajar los animales a rascarse y afilar uñas y dientes en el pinar. Fijaos en las señalizaciones de senderos destruidas y los pelos de plantígrado que quedan prendidos de varios clavos colocados para estudios genéticos (del oso claro está):

Rastros del oso.





Por aquí no vimos mucho más, aparte de un par de lejanas cabras montesas y una fugaz águila real (Aquila crysaetos). A mediodía, antes de la segunda espera, me di una vuelta por Cistierna, donde estábamos alojados. Poca cosa; a destacar águila calzada (Aquila pennata), ratonero (Buteo buteo) y varias especies de lagartija.

Águila calzada, fase clara.

Busardo ratonero adulto.
 
Leptotes pirithous.

Lagartija colilarga (Podarcis algirus).


Lagartijas roqueras (Podarcis muralis).

La espera de la tarde fue mucho mejor, tanto a nivel paisajístico como bichero, viendo mi primer lobo, que espero no sea el último. Las fotos son de "cutrescope" con el móvil pero algo se ve. De todas formas fue un momento único, con el lobo sesteando y la banda sonora del pito real y los arrendajos. Por desgracia la niebla fue ocultando al lobo y todo lo demás, por lo que tocó levantar la espera y a otra cosa.

 
Lobo ibérico.

Al día siguiente se ofrecía la posibilidad de volver a intentar lobo, pero yo decidí probar con el oso, ya que no había visto y siempre está la posibilidad de que te lleves una sorpresa. Pero, como ya avanzaba, no logramos ver ningún oso. Por suerte allí estaban de nuevo los ciervos para amenizar la espera, y un grupito de bisbitas arbóreos (Anthus trivialis), especie que es la primera vez que logro fotografiar. Se nota que es un punto bastante fiable para oso, pues había también varias personas observando... habrá que volver y probar suerte.

Bisbita arbóreo.

Pues bueno, habéis llegado hasta el final de mis aventuras "peludas", un fin de semana de buenas observaciones en muy grata compañía con el que culminé mis días de descanso por el norte, sin duda satisfecho de haber visto por primera vez estos impresionantes y míticos animales. Ahora ya he regresado a Valencia, con la grata sorpresa de una buena bajada de temperaturas; tengo mucho que mostrar de los días anteriores al viaje, y todo apunta a que pronto se me acumulará más material, pero asimismo aún me queda mostrar la última parte del viaje... dadme tiempo, se acercan cosas bastante jugosas.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!
 

 

miércoles, 26 de agosto de 2020

Vacaciones 2020: Picos de Europa.

 
Hacía ya mucho tiempo que quería conocer este imponente macizo montañoso, que, además, es el primer Parque Nacional de España, actualmente también reserva de la biosfera. La idea era escapar del calor de levante y, de paso, intentar observar alguna especie diferente; solo estuve por aquí tres días ya que después tenía un viaje organizado a León. De este último hablaré próximamente, la verdad es que hay novedades bastante espectaculares, de momento un resumen bichero, paisajístico y cultural de las jornadas cántabras. He decidido ordenar la entrada por días, para organizarme mejor y que la lectura sea más coherente:

La tarde del 17 de agosto ya estaba en Espinama, muy cerca ya de Picos, bajo una lluvia fina pero constante; aun así tenía ya ganas de salir e ir viendo cosas. Evidentemente la lluvia condicionaba mucho el asunto, pero siempre se puede sacar algo. Destacar que, aparte de lo que muestro en las fotografías, escuché varios camachuelos (Pyrrhula pyrrhula).

Pido.


Las bayas de saúco (Sambucus nigra), todo un imán para las aves como pude comprobar durante el viaje.

Papamoscas cerrojillo (Ficcedula hypoleuca).

Babosa (Arion ater).

El 18 fue mucho mejor, empezando el día nublado pero empezando a bichear un poco por la zona donde me alojaba. La verdad, solo vi especies comunes, ninguna novedad ni nada que no pueda observar de normal, pero avistamientos de calidad la mayoría de ellos. Además, la vegetación, empezando por los increíbles robledales de roble albar (Quercus petraea), y los paisajes son dignos de admirar.

Colirrojos tizones (Phoenicurus ochuros).
 
Este joven ejemplar estaba muy atareado consumiendo bayas de saúco.
 
 

Herrerillo (Cyanistes caeruelus).

Verdecillo (Serinus serinus).

Contraluces de ratonero (Buteo buteo).


Joven petirrojo (Erithacus rubecula).
 
Roble albar.


 
El resto de la mañana fue bastante más cultural, visitando el monasterio de Santo Toribio de Liébana (s.XVII, aunque su historia empieza en el VI), la cercana ermita de San Pedro y Potes, bonita localidad con un sugerente ambiente medieval. Esto no significa que no viese alguna cosilla; de hecho, como novedad en el blog voy a mostrar un pez, en concreto la trucha europea (Salmo trutta) que tanto declive ha sufrido en otras zonas de la península. Parece que por aquí le va bien, no como en la Comunidad Valenciana.

Santo Toribio.

 
Vista "aérea" de Potes.

San Pedro.

El otoño se va abriendo paso...
 
Iglesia vieja de San Vicente (s.XIV). Ya en Potes.

Iglesia nueva de San Vicente (s.XVIII).


Torre del Infantado (s.XIV).

Paseo fluvial.

Trucha europea (Salmo trutta).

Lavandera cascadeña (Motacilla cinérea).

Por la tarde la cosa pintaba mucho mejor, yendo a buscar pico mediano (Dendrocopus medius) en ciertas localidades muy buenas para ello. Estas aves habitan en robledales de toda la comarca (Liébana), pero suelen mostrar querencia por plantaciones de frutales maduros y nogales en sus lindes. Tengo que reconocer que no tenía muchas esperanzas, de hecho a la media hora ya daba la tarde por perdida (en plan bichero, pues los paisajes ya son otra cosa), pero entonces apareció un ejemplar bastante cerca. Disfruté mucho del momento, llegando a convertirse en el plato fuerte de Cantabria; el del viaje ya aparecerá por aquí...


Renacuajo de sapo partero (Alytes obstetricans), creo...


Pico mediano.


Después de este día tan bueno ya tocaba hacer la excursión de la zona por excelencia: la subida con el teleférico  de Fuente Dé hasta Picos. Esperaba probar suerte con el treparriscos y el gorrión alpino, pero finalmente no vi ninguno de los dos. He de reconocer que fue un día muy ventoso y destemplado, además de coincidir con varios grupos bastante ruidosos. Aquí hago un inciso: el comportamiento de la mayoría de visitantes era ejemplar, con el único objetivo de disfrutar de la naturaleza con tranquilidad, pero hubo especialmente una familia que me hizo rechinar los dientes. Entre otras cosas, destacar que la madre llevaba música a todo volumen y se les oía a kilómetros de distancia. A pesar de todo esto, pude disfrutar del magnífico paisaje del Parque y varios avistamientos de collalba gris (Oenanthe oenanthe), acentor alpino (Prunella collaris), pardillo (Carduelis cannabina), buitre leonado (Gyps fulvus), chovas piquirrojas (Phyrrocorax phyrrocorax) y piquigualdas (Phyrrocorax graculus) y un bonito rebeco cantábrico (Rupricapra rupricapra subsp. parva). No pondré pie de foto en las imágenes de paisajes ya que hablan por si solas.


Buitre leonado.

Chovas piquigualdas. Más adelante hubo más y mejor.

Cardo panical (Erygnium bourgatii).


 
Acentor alpino.
 
Rebeco cantábrico.
 


Un poco de ganao serrano.
 
 
 
Chovas piquigualdas.



 
 
Collalbas grises.


Pardillos.

Quitameriendas (Merendera montana), otra señal del cercano otoño.
 


Rana bermeja (Rana temporaria).
 
Chovas piquirrojas.

Y más ganao para terminar por arriba.


Esto no fue todo ya que en vez de tomar el teleférico de vuelta bajé directamente al alojamiento, lo que, aparte de dejarme resentedo el resto del viaje, me dejó disfrutar de los preciosos hayedos y robledales del final de la ruta, y una buena representación de mariposas de la cordillera cantábrica por cierto. El resto del día transcurrió, como no podía ser de otra forma, en plan tranquilo, bicheando un poco por los alrededores del hostal y, más tarde, un paseo por la parte inferior de Fuente Dé, sin pretensiones (solo vi dos verderones serranos durante un instante).

Satyrium spp.

Manto de púrpura (Lycaena alchipron).

Medioluto herrumbrosa (Melanargia occitanica).

Ni idea...

Náyade (Celastrina argiolus).


Catocala promissa.

Morena serrana (Aricia agestis)

Murciélago no identificado.

Azafrán borde (Crocus salzmanii).


Una preciosa yegua asturcona.


El día 20 nos fuimos a León, por lo que terminaba la parte cantábrica del viaje, no sin antes visitar Mogrovejo. Fue una visita cultural, sin nada de bicheo; aun así, creo que merece la pena ver las imágenes de este bucólico pueblo, declarado bien de interés cultural, y su torre, recortada contra los Picos de Europa. Incluyo también algunas fotos de potes, esta vez con sol.

Nuestra Señora de la Asunción (s.XVII).

Torre de Mogrovejo (s.XIII).
 
El pueblo cuenta con una bonita alameda de rebollos (Quercus pyrenaica), que por cierto de pirenaico no tiene nada.



Potes.


Y hasta aquí mis aventuras cántabras; aviso, a partir de aquí el viaje cogió fuerza, con dos impresionantes novedades que llevaba tiempo buscando y que, por fin, se me ofreció la oportunidad de disfrutarlas a placer. Para que os pique más la curiosidad, es una sorpresa... aunque igual algunos ya sabéis a que me refiero.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!