martes, 26 de octubre de 2021

Muflones en la sierra de Mariola.

 Si seguís el blog con asiduidad, ya veríais en su día las fotos del águila real y varias aves, con invernantes tan escasos como el zorzal alirrojo, hechas en una jornada en Finca Buixcarró, una gran zona de monte mediterráneo en la Sierra de Mariola donde, además de llevarse a cabo interesantes iniciativas de conservación, existe una amplia oferta de hides fotográficos: pajarillos, rapaces... incluso muflones (Ovis musimon), que precisamente fue la opción que elegí ya que nunca había estado en un hide específico de mamíferos y, con lo complicado que es tener buenas fotos de estos en concreto, había que probarlo.

Entorno mediterráneo donde suelen andar los muflones.

Por un lado la experiencia estuvo muy bien; aunque los animales aparecieron tarde, pude disfrutar a placer de las dos hembras que veréis en las fotografías. Por el otro, había ganas de ver alguno de los espectaculares machos de la especie, pero hubo la mala suerte de que se abrió hace poco la media veda y los tiros sonaban muy cerca de la finca, y claro, aunque no haya riesgo real para ellos, pues tiene lógica que los animales se mosqueen... vaya, que habrá que probar suerte otro día, pues me dijeron que dos machos bastante chulos solían pasarse por allí. Lo bueno es que, a pesar de la caza, se cumplió el objetivo principal de ver los animales.

Muflones.

Ya que estoy hablaré un poco sobre el muflón y su origen en nuestro país. Cómo no, fue introducido con fines cinegéticos, presumiblemente ejemplares procedentes de Córcega. Se hicieron varias introducciones, la primera (por lo que he podido leer) fue en la Serranía de Cuenca; después en Andalucía, Comunidad Valenciana... hasta llegar a encontrarse ejemplares en el Parque Nacional del Teide. Aquí, en la Sierra de Mariola, hay varios grupos, incluyendo varios en la finca, así como algunos ejemplares en la cercana Font Roja donde, además, se tiene constancia de la presencia de arruí (Ammotragus lervia).

Observando en mitad de las jaras.

En este caso son hembras: además de la ausencia de cuernos, carecen de la característica "silla de montar" de los machos, que aunque fuesen jóvenes se vería un poco, y su pelaje es más claro. Otra cosa que supongo es sobradamente conocida, pero que nunca está de más reseñar, es que la oveja desciende directamente del muflón. Fijaos de hecho en el parecido:

Varias miradas, incluyendo los mejores primeros planos que saqué.






Acicalándose un poco.




Al final, viendo que las hembras, tras un rato por el claro y alrededores ya hacía rato que no se veían, y de machos ni rastro, sumado a las 3 horas de hide que llevaba, toca "cerrar sesión", pensando ya en el día que repita y al fin aparezca algún macho. Mientras tanto, ahora toca la otra parte de la jornada. Mientras esperaba a los muflones vi mucho pinzón vulgar, algunos petirrojos, se escuchaban piquituertos y un pito real, los gritos de un azor... Allí estaba centrado en los muflones, pero después tenía reservado un rato de hide de pajarillos en que, quitando un par de momentos de parón, hubo una buena variedad (sin exagerar) y además bastante activos, empezando por aquellos que había visto esperando a los muflones: pinzones (Fringilla coelebs) y petirrojos (Erithacus rubecula), dos especies que me gustan mucho por su colorido y lo gráciles que son, aunque esto último más bien los segundos.

Pinzones vulgares.




Petirrojo.


En estas instalaciones siempre hay un grupo que, a pesar de la dificultad, uno siempre se afana en fotografiar: los páridos. Aquí en la sierra podemos encontrar carbonero común (Parus major), garrapinos (Parus ater), herrerillo común (Cyanistes caeruelus) y capuchino (Parus cristatus). Son especies siempre entretenidas, para bien o para mal, por su dificultad: movimientos rápidos y nerviosos... Excepto el herrerillo común pude fotografiarlos todos:

Carboneros comunes.


Carbonero garrapinos.


Herrerillo capuchino en la misma rama que ocupaba el garrapinos. Para mí el más especial a pesar de su escaso colorido.


No podían faltar los arrendajos (Garrulus glandarius), comunes en la zona, apareciendo entre gritos para acaparar la comida. La escasa luz solar se intensificó lo justo para que destaquen sus bonitas plumas azul claro.

Arrendajo. Qué bonitos son.



Incluso un joven verdecillo (Serinus serinus) se unió al festín. De hecho también me dijeron que entraban especies de entornos agrícolas más abiertos como pardillos, totovías... pero, dadas las lluvias, supongo que tendrían agua por un tubo y, por tanto, no necesitaban el bebedero. Por lo visto el azor también acude a bañarse en días de calor, pero no hacía día de baño; lo dicho, excusas para volver a este lugar que descubrí por casualidad y me está dando muchas alegrías. Localizaciones fotográficas de 10, fantásticos profesionales y mejores personas, precios asequibles, una sierra a la que tengo especial cariño...


Si a todo esto, y quitando el tema de la caza y los machos de muflón, le añadimos el toque de color de los árboles caducifolios, en este caso chopos y nogales, contrastando con el monte mediterráneo. Otoño puro y duro, al fin:

Chopos.

Solitario nogal con escalera para coger las nueces.


Iré publicando más material, puede que no tan espectacular pero también vinculado al otoño, que se está dejando notar estos días, aparte de una escapada que me hace especial ilusión y se va acercando... poco vinculada con el bicheo pero espero enseñar cosas chulas por aquí.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!