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sábado, 20 de febrero de 2021

Las cascadas del Palancia.

 Como mi municipio no está cerrado perimetralmente durante el fin de semana, como es así en Valencia capital y otros de los alrededores, aún puedo aprovechar para cambiar de aires y dirigirme a alguna zona serrana, cosa que siempre apetece a pesar de la inestabilidad climática de estos días: lluvias, viento, niebla... y algún que otro día más calmado que hay que aprovechar. El pasado sábado 13 pensé que sería buena idea ir al área recreativa de Los Cloticos (Bejís) y desde allí andar un rato por la pista que lleva a la Solana de las Viñas. No llegué tan lejos porque luego tenía otra idea en mente, pero fue una mañana bastante fructífera, empezando por lo que da nombre a la entrada: una serie de cascadas y saltos de agua que pueden disfrutarse muy cerca de la fuente. De hecho, he estado por aquí en otras ocasiones y nunca había visto tanta agua como el pasado sábado. Otra consecuencia positiva de la tan denostada "Filomena". Desde luego habrá nevado bien en las cumbres que rodean la zona, y tanta agua será fruto, en mayor o menor medida, del deshielo estos días ya casi primaverales.


La zona estaba repleta de currucas capirotadas (Sylvia atricapilla).






Un entorno muy agradable.

Siguiendo hacia la aldea del Molinar tenemos excelentes panorámicas de los grandes picos que rodean el entorno del Nacimiento del río Palancia (cómo no, la ruta que iba hacia este último llena de gente y perros sueltos... obviamente decidí que ni me acercaría), no será difícil avistar los buitres leonados (Gyps fulvus) de la gran colonia que cría aquí.

Peña Juliana (1476 msnm).

Peñaescabia (1310 msnm). Volverá a aparecer por el blog, pronto, atentos...

Buitres leonados.



Aquí es fácil verlos volar bastante cerca; otra cosa son las nubes...


La pista que va de El Molinar a la solana es muy bonita, con bastantes bosques de coníferas (Pinos negral, rodeno y silvestre) y vistas hacia los estrechos y muelas alrededor del río Palancia, también con algunos saltos de agua. Un entorno muy bonito, diferente a muchos de los que tenemos por aquí; lástima que se hayan dedicado a plantar indiscriminadamente cipreses común (Cupressus sempervirens) y de Arizona (Cupressus arizonica) como si fuera aquello un jardín.


El Molinar.

Almendros en flor, todo un icono del mes de febrero en el interior de la Comunidad Valenciana.


Pinos silvestres (Pinus sylvestris) y algún negral (Pinus nigra).



Ratoneros (Buteo buteo) rondando por la zona.

Curiosa roca en forma de busto.


Procesionaria del pino (Taumatophoea pytiocampa).


Todo lo bueno se acaba, y tras unas 3 horas en este idílico paisaje aquello empezó a llenarse de gente con perros sin ningún control, los típicos espabilados venga a llenar garrafas de agua en la fuente... Era el momento de irse a probar suerte con los acentores alpinos (Prunella collaris) pues se estaba viendo un nutrido grupo en el castillo de Bejís. Al llegar al punto más alto del mismo encontré 4 ejemplares, aparte de las espléndidas vistas de los alrededores. Ahora bien, si hasta ahora habéis visto el sol en la publicación, eso se acabó, pues aquello al final parecía Mordor...

Otra vista del Peñaescabia, mucho más espectacular que desde abajo.

Torás, rodeado por los almendros en flor.

Como en muchos otros castillos y zonas altas del sur-sureste, los acentores alpinos durante el invierno son aves muy confiadas y fáciles de aproximar, mucho más aún con la nueva focal.



Esta es mi favorita, sin duda; parece que esté posando y, como veréis en próximas publicaciones, no es el único.


Después de visitar el castillo y, sobre todo, cuando empezaron a subir moteros, me volví para casa, aunque salir del pueblo fue una odisea. Atravesar la plaza del pueblo, por ejemplo, era extremadamente difícil por la cantidad de motos aparcadas a tontas y a locas, además de que la plaza estaba bastante concurrida y aquello parecía un mercado. Los bares están cerrados y sólo sirven para llevar, pero eso no quita que a sus puertas se amontone la gente a comer, beber y charlar, algo que se exitende a cualquier banco o muro de piedra que circunde los establecimientos. La cosa iba mejor cuando estaban abiertos y los comensales se sentaban en las terrazas, menos aglomeraciones pienso yo... Y por otro lado tenemos manifestaciones multitudinarias en las grandes capitales, aglomeraciones en todo tipo de caminos y paseos (por no hablar de las calles de aquellos municipios que cierran en fin de semana) y los típicos individuos que, al parecer con total impunidad, se saltan a la torera lo que otros aceptamos y cumplimos aunque no nos guste o nos aguantemos sin escaparnos que sea unos días a otra provincia/comunidad. Bueno en fin, que espero que os haya gustado este paseo por una zona que, pese a todo, tiene muchísimo encanto, y siempre es un lugar para volver y volver. Próximamente veremos más posados animales y cómo la primavera se va abriendo paso; este año al parecer a buen ritmo después de todo el frío que hemos pasado.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!



lunes, 31 de agosto de 2020

Vacaciones 2020: Carnívoros de la montaña leonesa.

Pues así es, esta era la sorpresa: he pasado 2 días enteros buscando gato montés (Felis sylvestris), lobo ibérico (Canis lupus subsp.signatus) y oso pardo (Ursus arctos) por la vertiente leonasa de la cordillera cantábrica, como parte de unas jornadas de observación de la empresa de viajes de naturaleza "WildWatchingSpain". Unas buenas jornadas de campo en las que, aparte de bichear a tope y disfrutar como un enano de dos de estas especies (el oso no apareció por ningún lado), he tenido la oportunidad de conocer compañeros de afición y ver de primera mano como es pasar varias jornadas con una de estas empresas, experiencia que seguro repetiré en el futuro. Antes de empezar, esto es algo evidente, pero aun así comento: no voy a desvelar ninguna localización exacta. Picos de Europa, de allí son las fotos con las que acompañaré a este texto; se trata de fauna muy sensible, y por ello tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para su protección.

Después de esta breve introducción y aviso, ya podemos empezar con este fin de semana cargado de emociones. El viernes 21 ya tocaba ir a Cistierna para reunirse con el resto del grupo, pero, estando por la mañana en Riaño, me dio tiempo a darme una pequeña vuelta a ver si veía alimoches (Neophron percnopteus), cosa que conseguí aparte de unos bonitos paisajes.

Entorno de Riaño. En próximas entradas enseñaré más paisajes.

 
 
Alimoches.
 
La tarde del 21, después del check-in y una vez reunidos todos, fuimos a buscar gatos monteses por unas praderas que frecuentan. Como ya anunciaba no desvelaré localizaciones; lo que sí diré es que la zona en cuestión estuvo bastante animada, viendo 4 gatos monteses. De no haber visto ni uno a ver tantos en una sola tarde, pues la sensación es indescriptible. Además, pudimos ver como varios cazaban topillos con éxito. Las fotos son mucho menos que testimoniales, pero en estos casos creo que es lo de menos.


Gatos monteses.

Por comentar algo más sobre el gato, como muchos ya sabréis dio origen al gato doméstico. Se distingue del mismo por su apariencia robusta, pelaje denso de coloración pardo-grisácea con algunas rayas negras y cola gruesa, en la que destacan de dos a tres anillos negros bien marcados y una borla redondeada que la culmina. Ampliamente distribuido por Eurasia, existen poblaciones en toda la península, escaseando donde existe una mayor presencia antrópica. En la cordillera cantábrica es bastante abundante, y fácil de observar cuando caza topillos en las campiñas, como en este caso.



Después del subidón con los gatos, llegó el segundo plato fuerte de las jornadas: los lobos. Ya adelanto que no fue como los gatos, es decir, que no vimos tantos; de hecho, yo sólo vi uno mientas creo recordar que algunos vieron dos o tres, pero claro con una especie tan esquiva y a la que tenía tantas ganas de disfrutar hacía tiempo, pues me doy con un canto en los dientes. Por la mañana hicimos una espera en la que un joven ejemplar espantó a unos buitres leonados. Un momento sin duda espectacular, lo malo es que justamente ese fue el que no vi; de hecho, creo recordar que lo vieron una o dos personas y ya está... Lo bueno de este tipo de esperas es, aparte de la belleza del paisaje, que siempre hay algo para ver: ciervos, corzos, jabalíes, los mencionados buitres, la banda sonora de arrendajos, trepadores azules, petirrojos y camachuelos, los omnipresentes, y al final algo irritantes, cencerros y mugidos de las vacas, etc. Después de esta espera tan poco fructífera (a tener en cuenta que se trata de individuos salvajes) y con un ambiente bastante más cálido fuimos a una zona en la que es fácil observar rastros de oso pardo, al bajar los animales a rascarse y afilar uñas y dientes en el pinar. Fijaos en las señalizaciones de senderos destruidas y los pelos de plantígrado que quedan prendidos de varios clavos colocados para estudios genéticos (del oso claro está):

Rastros del oso.





Por aquí no vimos mucho más, aparte de un par de lejanas cabras montesas y una fugaz águila real (Aquila crysaetos). A mediodía, antes de la segunda espera, me di una vuelta por Cistierna, donde estábamos alojados. Poca cosa; a destacar águila calzada (Aquila pennata), ratonero (Buteo buteo) y varias especies de lagartija.

Águila calzada, fase clara.

Busardo ratonero adulto.
 
Leptotes pirithous.

Lagartija colilarga (Podarcis algirus).


Lagartijas roqueras (Podarcis muralis).

La espera de la tarde fue mucho mejor, tanto a nivel paisajístico como bichero, viendo mi primer lobo, que espero no sea el último. Las fotos son de "cutrescope" con el móvil pero algo se ve. De todas formas fue un momento único, con el lobo sesteando y la banda sonora del pito real y los arrendajos. Por desgracia la niebla fue ocultando al lobo y todo lo demás, por lo que tocó levantar la espera y a otra cosa.

 
Lobo ibérico.

Al día siguiente se ofrecía la posibilidad de volver a intentar lobo, pero yo decidí probar con el oso, ya que no había visto y siempre está la posibilidad de que te lleves una sorpresa. Pero, como ya avanzaba, no logramos ver ningún oso. Por suerte allí estaban de nuevo los ciervos para amenizar la espera, y un grupito de bisbitas arbóreos (Anthus trivialis), especie que es la primera vez que logro fotografiar. Se nota que es un punto bastante fiable para oso, pues había también varias personas observando... habrá que volver y probar suerte.

Bisbita arbóreo.

Pues bueno, habéis llegado hasta el final de mis aventuras "peludas", un fin de semana de buenas observaciones en muy grata compañía con el que culminé mis días de descanso por el norte, sin duda satisfecho de haber visto por primera vez estos impresionantes y míticos animales. Ahora ya he regresado a Valencia, con la grata sorpresa de una buena bajada de temperaturas; tengo mucho que mostrar de los días anteriores al viaje, y todo apunta a que pronto se me acumulará más material, pero asimismo aún me queda mostrar la última parte del viaje... dadme tiempo, se acercan cosas bastante jugosas.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!