martes, 7 de julio de 2020

Viaje al pirineo (I): Llegada a Torla y Bujaruelo.

Como ya os imaginaréis, ya sabía que subiría al pirineo en Julio, pero he preferido no dar muchos detalles para dar una pequeña sorpresa por aquí y, más que nada, porque no sabía si se podría ir o había rebrote. Tras el alarmismo generado en los medios (situando a toda Huesca como foco de infección) quedó claro que el problema se daba en ciertas comarcas del sur, así que finalmente fuimos al Parque Nacional de Ordesa por su lejanía a los brotes y la facilidad para llegar desde Valencia. Para empezar, fue un viaje familiar, pero muy rico en observaciones faunísticas y florales, empezando por una pareja de gorrión chillón (Petronia petronia) cuando paramos a descansar en un área de servicio. Primera vez que veo esta especie.

Gorrión chillón.

A la hora de seleccionar una imagen para la cabecera de esta entrada, lo tengo muy claro: el circo de Ordesa. Al verse desde nuestro alojamiento y durante cualquier paseo por el pueblo, ha sido la imagen de estos días, por lo que tengo fotos para aburrir:

Circo de Ordesa.







La Iglesia de Torla (s.XVI) frente a la imponente mole, composición fotográfica típica de este pueblo.



Magníficos paisajes.

Otra imagen muy común estos días ha sido la del río Ara, imponente en estas latitudes por el deshielo y las lluvias de esta primavera. Desde Torla es fácil llegar al río, por lo que hay bastantes imágenes también, sobretodo tomas desde un puente cercano:

Río Ara.





Impresiona oírlo.




Después de este principio algo monótono de montaña y río, empezamos a descubrir la rica biodiversidad de la zona. Desde el mismo puente salía un cómodo paseo por un precioso bosque de ribera, en el que empezaban a asomar aves forestales, mariposas e incluso orquídeas, que por mi zona ya no quedan pero aquí están en plena efervescencia; una bonita forma de recuperar la primavera que he pasado confinado en casa... Sobre las orquídeas, este viaje he visto muchas; algo sé pero no soy experto ni nada, así que probablemente haya algún error; si veis alguno, no dudéis en corregirme tanto ahora como en las siguientes:

Antes de llegar al río me sorprendió este gorrión común (Passer domesticus) con una libélula capturada.

Arce campestre (Acer campestre).
 

El ave más común del viaje: pinzón vulgar (Fringilla coelebs).
 

Petirrojo europeo (Erithacus rubecula).
 
Hembra de alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio).
 
Pude fotografiar al macho el día siguiente, pero bastante lejos.

Lunares de plata (Arygnis aglaja).
 
Debe ser algún tipo de avispa cazadora. Me impresionó su aguijón.
 
 
Duende (Cupido minimus?)
 
 
Babosa (Arion ater).

La tengo apuntada como dactylorhiza maculata...
 

Abedul (Betula alba).

Fresal silvestre (Fragaria vesca).

Epipactis atrorubens.
 

Cephalanthera rubra.


Al día siguiente de llegar fuimos hacia el valle de Bujaruelo, desde el que tomamos un camino junto al Puente románico (bonito enclave por cierto) hasta la fuente de la Femalla, desde donde cogeríamos la pista para llegar al valle de Otal. Antes de llegar al desvío nos entretuvimos un rato con la botánica, lógicamente yo el primero. Entre tejos, pinos, serbales, etc. aparecían varias paredes rezumantes de agua plagadas de la planta carnívora Pinguicula longiflora, con algunos ejemplares bastante grandes. Si os fijáis en las fotografías veréis la cantidad de pequeños puntos pegajosos donde quedan atrapadas varias especies de insectos. Además, pude ver algunas orquídeas y la espectacular azucena silvestre (Lillium marthagon) de la que pondré fotos más adelante.

Bujaruelo.


Saxifraga azioides.

Rosa sempervirens.

Grasilla (Pinguicula longifolia).



Esta dudo entre dactylorhiza elata y fuchsii...

Tejos (Taxus baccata).
 

Renacuajos, creo que de rana bermeja (Rana temporaria).


Aquí empieza la subida.

En cuanto empezamos a subir la pista hacia a Otal, ¡otra nueva especie! Esta vez el precioso camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula), concretamente un bonito macho. A lo largo del día vi y escuché otros 4, pero esta es la única foto medio decente que tengo. Otras especies como el omnipresente pinzón vulgar y un águila real (Aquila crysaetos) nos acompañaron entre los bonitos paisajes que cruzábamos. Además, había que estar muy pendiente de lirios y azucenas...

Entorno donde se movía el camachuelo.

Cmachuelo común.

Pinzón vulgar.

 
Acebo (Ilex aquifolium).

El Pirineo en todo su esplendor.
 
 

Iris latifolia.

Azucena silvestre (Lillium marthagon).

Águila real (Aquila crysaetos).

Sofía (Issoria lathoria).

Tras varias agotadoras y empinadas lazadas llegamos a una verja que, una vez la crucemos, habrá que cerrarla para evitar escapes de ganado, aunque aquel día no había ni rastro de él. Ante nosotros se abre el imponente valle de Otal. La verdad es que nunca había venido por aquí, y el valle es una auténtica gozada. Cualquiera admirará la belleza del paisajes, un verde valle rodeado de montañas, cruzado por un río y con una cascada al final como colofón; además, es todo un ejemplo del típico valle glaciar en forma de "U". Naturaleza salvaje en todo su esplendor, en un lugar apartado y no tan masificado como puedan estarlo zonas como Benasque o Cola de Caballo. Antes de hablar de flora, bichejos, etc., unas fotos de este paraje en el que nos sentimos pequeños.

Valle de Otal. Sobran los comentarios...











Evidentemente una zona así tiene un gran potencial para el naturalista, empezando con la gran cantidad de orquídeas, especialmente junto al río. Las laderas están completamente cubiertas por espectaculares lirios.

Lo reconozco, de esta no tengo ni idea...

Dactylorhiza fuchsii?



Los cambroños (Adenocarpus hispanicus) estaban espectaculares.

Aquí también nos encontramos con uno de los más famosos y carismáticos habitantes del pirineo: la marmota alpina (Marmota marmota). Nada más echar a andar por el valle veíamos a los lejanísimos vigías alertar a sus compañeras de la presencia de paseantes. Enseguida descubrimos un ejemplar mucho más cercano al que pude fotografiar a la perfección. Al principio nos observa con curiosidad, para después ponerse completamente alerta y, después, seguir a lo suyo cuando nos fuimos. El tema ornitológico no iba a ser menos, viendo collalba gris (Oenanthe oenanthe), bisbita alpino (Anthus spinoletta), escribano cerillo (Emberiza citrinella) chova piquirroja (Phyrrocorax phyrrocorax) y piquigualda (Phyrrocorax graculus). Vimos mariposas macaón (Papilio machaon) y apolo (Paranssius apollo), pero no paraban quietas y fue imposible fotografiarlas; otro gallo cantó con los pequeños licénidos y hespéridos, bebiendo y tomando sales minerales de zonas encharcadas. Como paramos a comer junto al río, algunas se cogieron muchas confianzas, provocando divertidas situaciones.

Marmota alpina.


 
Escribano cerillo.

Chovas piquirrojas.
 

Chovas piquigualdas.

 
Collalba gris.
 
Concentración de Lysandra coridon y Spilia sertorius en un charco.

Esta se acercó muchísimo a nosotros.
 
Al final hay que continuar camino después de una larga estancia en el valle; aunque su belleza nos atraiga mucho, es imposible quedarse aquí para siempre. Emprendemos el camino de bajada sin prisas, disfrutando una vez más de los bellos parajes que nos rodean, siempre con un ojo puesto en sus habitantes.

Montañesa de banda negra (Erebia meolans).

Ninfa perlada (Coenonympha arcania).





Zorzal charlo (Trudus viscivorus) mirando el precioso paisaje.

Corteza de tejo.


Llegados a la Fuente de la Femalla tomamos otro camino que da un pequeño rodeo hasta el parking, pasando por el bucólico entorno de las praderas de Laña Larga. Tengo que decir, que casi se me olvida, que forma parte de un recorrido ornitológico, donde nos sobrevuelan camachuelos, piquituertos, carboneros y otras aves forestales. Otal y otros valles son buenos para localizar perdiz pardilla y lagópodo alpino en primavera, cosa que en este momento ni me planteé. En Laña Larga y su entorno encontramos pequeños rodales de hayas y abetos, aparte de una generosa cantidad de azucena silvestre.

Laña Larga.

 
 

Azucenas en todo su esplendor.
 
 
Y con estas imágenes tomadas más abajo del parking, en la pista que lleva a Bujaruelo desde el desvío a la famosa pradera de Ordesa, me despido hasta la siguiente entrada; ojo, aún queda mucho Pirineo por ver aquí.

Magnífico ejemplar de haya. Al día siguiente vi muchos más.


En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

2 comentarios:

  1. Menuda pasada... esto es algo que tengo muy pendiente y algún día tendré que ir.
    El bicho del aguijón enorme parece un icneumónido, son avispas parásitas que usan ese oviscapto para poner sus huevos en sus huéspedes. La segunda lunares de plata yo diría que es una sofía.
    Paisajes brutales y buen bicheo, ya hay ganas de seguir viendo más.
    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Sin duda esa zona es una pasada! Sobretodo poder escaparse después de la que nos ha caído encima; gracias por la identificación de la mariposa, ya la he corregido.
    Si te ha gustado ya verás la siguiente, sale un pajarraco que creo que conoces bastante bien...

    ¡Saludos¡

    ResponderEliminar