Aprovechando que mi hermana está todo el año estudiando en Italia, ya se la echaba de menos y, además, había ganas de turismo internacional, nos fuimos toda la familia el fin de semana pasado (del sábado 6 al martes 9) a tierras romanas, con el objetivo claro de pasar unos días visitando la espectacular ciudad de Roma y, en mi caso, aprovechar algún día en plan bichero. El día 6 por la mañana se suponía que salía el vuelo, pero el caso es que cierta compañía aérea (no diré el nombre) lo retrasó hasta las 4 de la tarde; esto lo supimos mucho antes de salir y, tras escuchar a conocidos, nos enteramos de que solían hacerlo... un poco raro, en cualquier caso cuando vuelva a volar ya sé con quién NO hacerlo, dada esta muestra de informalidad. El caso es que, por todo esto, apenas dio tiempo a ver nada ese día, un poco la zona por la que estábamos, cenar y poco más, aunque ya en el avión vimos la ciudad iluminada... junto a momentos memorables como la mujer que preguntó si un estadio de fútbol era el Coliseo...
El día siguiente, y aunque se pronosticaban lluvias, amaneció con un sol radiante, temperatura más que agradable, incluso calor al final, y una interesantísima ciudad que visitar. Empezamos paseando hacia la zona más popular (Coliseo, Foro...) no sin antes ver algunos monumentos menos conocidos y las primeras cornejas cenicientas (Corvus cornix) que veo, en el viaje y en toda mi vida. Como fue un avistamiento fugaz y más adelante hubo un auténtico atracón de verlas, de momento los monumentos que fuimos viendo, que también son novedades bastante impresionantes.
La zona del Coliseo y el Foro estaba, como ya se espera, masificada y repleta de turistas y sus consabidos "selfies", fotos desde todos los ángulos... aunque a la mayoría les importa bien poco el bagaje histórico de la ciudad, y mucho menos la época romana. Un poco triste la verdad ya que otros monumentos son brutalmente ignorados a pesar de su importancia, pero la verdad es que con la espectacularidad del Coliseo se te olvida fácilmente el baño de multitudes necesario para admirarlo y el hecho de estar sobrevalorado por muchos.
A partir de aquí ya se veían con regularidad las cornejas cenicientas, incluso paseándose entre los turistas para pillar unas galletas o posadas sobre los monumentos, pero en la zona del circo máximo ya era brutal su abundancia al haberse formado charcos donde las aves bebían y se aseaban, permitiendo retratos tan cercanos que incluso tuve que apartarme para no pisar alguna sin querer. Siempre sienta bien ver especies nuevas, sobre todo si son tan bonitas y se dejan ver tan bien.
Esta especie de córvido no la encontramos en nuestro país, con la excepción de alguna pareja en Barcelona; en todo caso llegaron a España en barco, luego no es colonización natural y, para mi, lo bueno es verlas en su ambiente natural. Por lo demás, es una especie común en gran parte de Europa, principalmente norte, centro, este y parte del mediterráneo, incluyendo Italia. Son aves omnívoras y muy adaptables, y, al igual que todos los córvidos, muy inteligentes.
Después seguimos la excursión romana hacia el pintoresco Trastevere, donde comimos: pintoresco sí, no cabe duda, pero extremadamente sucio y abandonado, hasta el punto de existir lugares realmente inmundos con olores indescriptibles. En mejores barrios he estado, puede parecer mezquino pero es así, de todas formas siempre hay lugares simpáticos que ver.
Tanto en Trastevere como en Isla del Tíber vimos gran cantidad de gorriones italianos (Passer italiae), otra especie que no está presente en España. Como su nombre indica, cría en Italia, parte de Sicilia y Córcega. Anteriormente se consideraba un híbrido de gorrión común y moruno, algo lógico pues básicamente son gorriones comunes con cabeza de moruno, diferenciándose del primero en el píleo pardo rojizo y la mejilla blancuzca y del segundo por su dorso pardo, tipo común, y su vientre sin estrías negras, tan solo un corto babero.
Para terminar el día, empezamos visitando el teatro de Marcelo, que no es el coliseo pero también es un sitio majo, y revisitando el Altar de la Patria sin la afluencia masiva de la mañana. Un paseo muy tranquilo y bastante solitario hasta llegar a la Fontana de Trevi, uno de los lugares más conocidos de Roma y, por tanto, debidamente masificado y repleto de parejas con sus selfies y demás turistadas de los papanatas de turno. Además de ser difícil buscar un buen sitio para una fotografía, si lo encuentras y se ofenden porque no pueden esperar 5 segundos a hacerse un selfie, pues al final ya ves tú, a otra cosa que hay mucho que ver y fuentes tienes en Valencia para dar y tomar...
Más agradable fue ver un poco el atardecer desde un bonito mirador, quitando la anécdota del tío paliza que vendía rosas, para después dirigirnos a la estación de Termini y contemplar los grandes bandos de estornino pinto (Sturnus vulgaris) que llenan el cielo en dirección a sus dormideros con sus curiosas "danzas". No los conté pero rondarían igual el millón; poca broma, pues llegan a haber más de el triple, aunque quizá se más espectacular en diciembre-enero.
En resumen, un bonito día visitando esta Ciudad Eterna, en plan turístico total pero con toques bicheros bastante chulos, a pesar de la masificación, las flores (jajajaja)... Al día siguiente la cosa fue hacia el otro lado, más bichero que turístico, pero todavía puedo dejar por aquí unas fotos del Panteón de Agripa y su "bóveda celestial", de lo más espectacular que he visto este viaje; ah, y para espectacular las berenjenas a la parmesana y el helado de pistacho de la primera noche...
En fin, en breve continuaré la crónica del prolífico viaje, aunque al final terminásemos lógicamente agotados.
Un saludo y...
¡Nos vemos en las tierras silvestres!
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