martes, 10 de marzo de 2020

De buitres por el pirineo oscense.

Esta vez me vais a permitir mirar atrás en el tiempo, y bastante, porque me remonto a Agosto de 2017. Aquel año, como todos, hicimos un viaje familiar más o menos largo a mediados de verano (cuando podemos todos), y, como muchos otros años, viajamos al Valle de Benasque con la excusa de visitar a unos amigos que veranean allí. La verdad es que todo hay que decirlo: es una zona muy turística, así que si buscamos paz, soledad y demás por la montaña habría que venir en primavera-principios de verano; en agosto, vayas donde vayas, habrá gente. Pese a ello, es una zona de gran belleza, con valles tapizados de hayedos, robledales, abetales, etc., montañas imposibles,... Y, claro, yo "he venido aquí a hablar de mi libro". Como muchos ya sabréis, de hecho estuve hace poco y hay una entrada al respecto, nos encontramos en una zona muy apropiada para el bicheo, y este viaje no podía ser menos. Así que, aprovechando un regalo de cumpleaños atrasado, tuve la oportunidad de fotografiar varias especies acompañado de un guía. Y así fue la cosa:

Garganta de Escuaín.
 
Lo primero es lo primero: Durante toda la jornada que compartimos juntos, Chema, propietario del hotel "La Casa del Río" y gran conocedor de la avifauna pirenaica, no solo se aseguró de que tuviera la oportunidad de fotografiar a mi objetivo (Quebrantahuesos), sino que también me indicó cada ave que veíamos; además, compartimos toda una jornada de campo muy amena. Se me pasó volando... En fin, si lees esto, un saludo Chema!!

Nada más empezar nuestra ruta nos recibía un buen bando de verderón serrano (Carduelis citrinella) y pardillo (Carduelis cannabina) que pude fotografiar desde el coche, y, poco después, un cernícalo vulgar (Falco tinninculus) hembra, menos novedosos que los verderones pero muy fotogénico también, y un macho de primilla (Falco naumanii) en migración. Según íbamos tomando altura, aparte de unas bonitas vistas al valle de Gistaín fuimos viendo bisbita alpino (Anthus spinoletta), collalba gris (Oenanthe oenanthe), chova piquigualda (Phyrrocorax graculus) y varios grupos de marmota alpina (Marmota marmota) muy simpáticas ellas.

 
Primer punto de observación.

Verderones serranos y pardillos.


Bisbita alpino.

Cernícalos vulgares.


Collalba gris.

Marmotas alpinas.



 
Valle de Gistaín.
 
 
Después de esta visita al paraje conocido como ''Sierra de Chía" fuimos a la garganta de Escuaín, sendero muy cómodo y equipado con varios miradores para observar las rapaces, sobretodo carroñeras, aunque vimos brevemente águila real (Aquila crysaetos) y culebrera (Circaetus gallicus). Como ya esperaba, los más abundantes entre los buitres fueron los leonados (Gyps fulvus), que pasaban realmente cerca y me permitieron disfrutar a placer de sus vuelos y cabriolas. Los alimoches (Neophron percnopteus) tampoco se quedaron cortos, con un ejemplar que me pasó como si fuera una paloma.


Buitres leonados.
 
 







 

 
Alimoche.
 
Llegamos pues al principal objetivo del viaje. Nunca había visto un quebrantahuesos, y tuve la suerte de disfrutar de nada menos que 5 ejemplares. Eso sí, todos bastante altos, excepto un ejemplar subadulto que cruzó el valle sobre el bosque. Pese a ello, ¡misión cumplida! Si hubiera sabido lo que me esperaba por la tarde...

Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus).
 

 
Evidentemente habían más aves. Personalmente disfruté mucho de un joven carbonero garrapinos (Parus ater) y un bonito trepador azul (Sitta europea), aparte de los coloridos abejarucos (Merops apiaster) y la segunda especie no alada del día: los preciosos lagartos ocelados (Lacerta lepida).

Carbonero garrapinos.

Trepador azul.
 
Abejarucos.

 
 
Castillo de Acher (2378 msnm).
 
Lagartos ocelados.

 
 
 
Guillomo (Amelanchier ovalis).
 
Fresno (Fraxinus excelsior).
 
Por la tarde, siguiendo las indicaciones de un conocido de Chema, fuimos a un muladar abierto al público donde el día anterior habían dejado un cadáver de vaca. Allí ya no quedaba nada de la vaca, pero... de pronto, un imponente ejemplar de quebrantahuesos surgió directamente desde el suelo, ofreciéndonos un bonito espectáculo con sus idas y venidas; sin lugar a dudas, fue un momento que me marcó, ya que desde entonces me he metido muchísimo más en el tema del pajareo (aunque ya observaba aves, fue un antes y un después).

Quebrantahuesos.
 
 
 
 
Y ya estamos terminando con la entrada; las últimas imágenes que cuelgo son de otras aves que observé en el mismo sitio y volviendo al punto de partida. Pero antes, aprovecho para enumerar todo lo que vimos, haciendo hincapié en las especies nuevas para mi:

- Ánade azulón.
- Cerceta común.
- Gaviota patiamarilla.
- Garza real.
- Verderón serrano.
- Pardillo europeo.
- Buitre leonado.
- Cernícalo vulgar.
- Bisbita alpino.
- Collalba gris.
- Chova piquigualda.
- Marmota alpina.
- Avión roquero.
- Buitre leonado.
- Alimoche común.
- Quebrantahuesos.
- Águila real.
- Culebrera europea.
- Carbonero garrapinos.
- Trepador azul.
- Abejaruco europeo.
- Lagarto ocelado.
- Milano real.
- Cuervo grande.
- Colirrojo tizón.
- Escribano montesino.
- Carbonero palustre.
- Carbonero común.
- Pito real.

Carbonero palustre.

Milano real (Milvus milvus) acosado por córvidos que no identifico.
 
 
Colirrojo tizón (Phoenicurus ochuros).
 
Escribano montesino (Emberiza cia).
 
Quitameriendas (Crocus spp.).


Lirios (Iris spp.).

Aneto (3404 msnm).
 
Próximamente publicaré algunas cosas vistas estos días, en los que muchas especies de aves adoptan sus galas nupciales, todo empieza a florecer y llegan los visitantes estivales.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

 
Un día estupendo.