jueves, 9 de septiembre de 2021

Espátulas en Agosto y gaviota enana en septiembre (con "garceo" entre medias).

Ahora debería seguir con el Pirineo, pero como ya anuncié (y habréis deducido a partir del mastodóntico título de la entrada) haré un breve paréntesis sobre lo visto antes y después del viaje. Empezamos en el mes de Agosto, en concreto el día 12, cuando, invitado por un amigo que trabaja en el centro de educación ambiental cercano a la Marjal dels Moros, fuimos a dar una vuelta y buscar algún ave por las cercanías. Desde este centro se ha llevado a cabo la suelta y aclimatación de las cercetas pardillas, una de las principales razones por las que andábamos por allí en plena ola de calor. Tras un rato por las zonas interiores de la Marjal, con tórtola europea (Streptopelia turtur), abejarucos (Merops apiaster), cigüeñuelas (Himantopus himantopus) y alguna anátida como más destacable, descartamos verlas por aquella zona; a pesar de que fue desde allí donde se reintrodujeron, no daban señales de vida. 

Tórtola europea.

Patos colorados (Netta ruffina).

Cigüeñuela común.

Al llegar a otra zona más cercana a la costa (unos antiguos campos de cultivo con una torre-observatorio) sí que vimos cercetas pardillas (Marmaronetta angustirostris), junto a varias especies de garzas y el plato fuerte: un grupo migratorio de 4 espátulas (Platalea leucorides). No veo muy a menudo estas aves; de hecho, desde junio del año pasado no había visto ni una, por eso es algo tan especial para mi, además de ser bien chulas. Si a eso le añadimos poder leer la anilla de una de las pardillas... se nos olvida el calor pero rápido.

Cercetas pardillas.


Espátulas.


Joven garza imperial (Ardea purpurea).

Menos se olvidó el calor volviendo al centro. No estuvimos mucho rato por allí pues él tenía trabajo y yo tenía otro compromiso después, así que tras unos instantes en la torre de observación, muy fructíferos como ya habéis visto, volvimos sobre nuestros pasos, dándonos tiempo aún para ver un bonito macho de tarabilla europea (Saxicola torquata) y un águila calzada (Aquila pennata) muy, pero que muy cerca, posada en una torre eléctrica.

Tarabilla europea.

Águila calzada.

Antes de irme al pirineo, concretamente el lunes 23 del mismo mes, llegó uno de los clásicos del verano: la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) en los arrozales de l'Albufera. Esta es una fantástica época para ver a esta y otras garzas bastante confiadas cazando cangrejos desde el mismo vehículo... con alguna parada para observar libélulas...

Arrozales de Catarroja.

Garceta grande (Ardea alba). Había bastantes de estas grandullonas y fotogénicas aves por la zona elegida.

Me sorprendió lo mucho que estuvo posando esta hembra, creo, de avetorillo (Ixobrychus minutus). De las mejores imágenes que tengo de la especie.


Aunque tardaron en aparecer más de lo normal, al final pude ver un par de cangrejeras muy cercanas, como esta belleza tan confiada.


Ejemplar adulto.

Crocothemis erythraea a sus asuntos.

Brachythemys leucosticta.

Últimamente, en una fecha tan cercana como el viernes 3 de este mes, y tras pasar parte de la mañana con flamencos (Phoenicopterus roseus), otra cerceta pardilla, un bonito combatiente (Philomachus pugnax) y compañía localicé un ejemplar de gaviota enana (Hydrocholoeus minutus) en el Estany de Pujol, el segundo en lo que va de año. Muy buena observación, pero hacía mucho calor y las fotos salían muy mal por la evaporación, así que no aguanté mucho.

Cerceta pardilla.

Combatiente.


Cuchara europeo (Anas clypeata). Ya se ve venir al otoño.

Flamencos.


Gaviota enana.

El martes pasado volví a ver si continuaba pero, como suele pasar con estas cosas, se había ido. Por suerte conseguí buenas fotos de varias limícolas, incluidos los esquivos chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula), que normalmente huyen volando en cuanto algo no les cuadra. Algunos se alimentaban bastante cerca y, con paciencia, conseguí buenas fotos hasta que apareció un perro (atado, eso sí) y se asustaron. Esta vez sólo ellos; hay gente que comprende la necesidad de controlar a sus mascotas, pero por desgracia no sería la primera vez que un perro entra en la zona protegida del lugar y espanta a todos los bichos presentes, con el estrés que ello genera. 

Correlimos común (Calidris alpina) con el único rayo de sol de la mañana.

Chorlitejos grandes, aunque uno es repetido.



Otro flamenco.

"Okupas" en el tronco de la enana (Sterna hirundo).

Igual que comentaba con el cuchara, la presencia de una gaviota sombría (Larus fuscus) evoca al cercano otoño.

Tres salidas con mucho calor pero en muy buena compañía, tanto humana como animal, en los que disfrutar del bendito paso migratorio y todo lo que conlleva, antes de que se acabe; aquí en Valencia seguirá por lo menos hasta mediados de octubre, aunque recuerdo el año pasado el día 30 de octubre con ostrero, avocetas... Veremos cómo evoluciona la cosa.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

Observando la gaviota enana me llamó la atención esta enorme avispa de la arena (Bembix spp.) y sus enormes ojos verdes.

domingo, 5 de septiembre de 2021

Pirineo y quebrantahuesos.

 Mis escapadas pirenaicas son todo un clásico desde que hace ya bastantes años descubrí la región. Este año ya visteis por aquí Andorra y sus brutales paisajes, pero aquel fue un viaje más bien de senderismo y visitas culturales, y yo quería pasar unos días en mi querido pirineo oscense, así que con la excusa de que el año que viene mi hermana se va de Erasmus he pasado unos días con la familia (que ya iba tocando este año también) y la zona elegida ha sido Ordesa, aunque no la típica zona de la cola de caballo y demás: esta vez hemos estado alojados en Aínsa, localidad cercana a zonas clave para ver quebrantahuesos y otras rapaces como el valle de Escuaín.

La primera ruta elegida, por no ser muy complicada y la espectacularidad de los avistamientos, fue la de los Miradores de Revilla, donde ya estuve hace unos años y que, como esperaba, no defraudó. En total, para empezar, vimos 4 quebrantahuesos, aunque avistamientos lejanos y fotos horrorosas, a pesar de que uno de ellos pasara muy cerca de la Luna.


Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus).

Por suerte, otras aves igualmente espectaculares como son los buitres leonados y alimoches, así como otras más pequeñas, sí que estuvieron mucho más cerca y no hubo problema para sacar buenas fotos, además de los bonitos paisajes de la zona y la oportunidad de charlar y compartir el rato con algún que otro compañero de afición... eso sí, no faltan aquellos que no tienen ni idea del tema y no se sabe por qué aparecen por allí, y hay que aguantar sus chorradas y demás; pero siempre encuentras gente agradable, aunque cueste.


Buitres leonados (Gyps fulvus).




Alimoches (Neophron percnopteus).


Río Yaga.

Abejaruco europeo (Merops apiaster).

Petirrojo (Erithacus rubecula).

Roble pubescente (Quercus pubescens).

La tarde de ese primer día fue para visitar el casco antiguo de Boltaña, muy bonito y recomendable aunque, como todo por aquí, bastante empinado. Una localidad muy atractiva con iglesia románica, soportales, ingeniosas aldabas en las puertas y llena de simpáticos gatos, aunque el trato que recibimos al sentarnos en una terraza fue bastante mejorable... prefiero no entrar en detalles pero muchos ya sabréis lo que pasa en algunos pueblos con la gente "de fuera".

Boltaña.


Colegiata de San Pedro (S.XVI).



El día siguiente, aunque estuvo nublado prácticamente todo el tiempo, elegí una ruta de senderismo más exigente para hacerla yo solo, yendo desde el pueblo de Escuaín hasta La Valle, zona muy buena para quebrantahuesos ya que existe un comedero específico. La ruta empezaba bien, rodeado de pinares con hayas, robles y demás entremezclados, buenas panorámicas pirenaicas, buitres, alimoches, reclamos de camachuelo, un colirrojo real..., con susto con una jabalina y su jabato incluido.

Niña turquesa (Plebicula dorylas).

Buitre leonado.

Nacarada (Arygnis paphia).

Saltacercas (Lassiomata megera).

Después de pasar discretamente por la zona donde andaban los jabalíes (escuché un gruñido bastante amenazador), ya se empezaban a ver los primeros quebrantahuesos; de hecho, bastante antes de llegar al observatorio del comedero ya estaba viendo juveniles y subadultos, y además bien cerca que era lo que buscaba subiendo hasta allí (en esta excursión conté 15 ejemplares). Ya en la zona indicada, entre pinos, hayas y bastantes vacas, los quebrantahuesos iban entrando y saliendo del comedero, incluyendo varios fastuosos adultos; lástima que estuviese tan nublado, pero he podido aclarar algunas imágenes, tocando algo de brillo y contraste, y no quedan mal del todo, oye.

Quebrantahuesos y buitre leonado en el centro.

Juveniles.


Subadultos.


¿Te conozco?


Adulto que me pasó muy cerca.


Otro adulto; esta zona es una mina.

A la bajada, más quebrantahuesos, un alimoche, vacas, acebos en que no me había fijado... incluso el colirrojo real que ya había visto antes posó largo rato para la cámara. Todo enmarcado en la belleza del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, ya centenario. Es toda una suerte contar con lugares protegidos así, aunque mucha gente no lo comprenda y piense que es un sitio para selfies, excursiones masivas y demás turistadas. A todo esto, se me olvidaba mencionar: aquel día sólo me crucé con otra persona observando los quebrantahuesos, así que os podéis imaginar la suerte que tuve de disfrutar aquello prácticamente solo.

Antes de irme del observatorio.

Una silueta más.

Unos paisajes pirenaicos con luz inmejorable.



Hace tiempo que no publico hojas. Haya (Fagus sylvatica).

Acebo (Ilex aquifolium).

Colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus).

Ternero con su madre.

Por la tarde fuimos a cenar al Valle de Plan con la idea darnos un buen homenaje, y así fue; por supuesto, no hay muchas fotos de pájaros, sólo un fugaz escribano montesino y un cuervo. Aparte chovas piquirrojas, un alimoche... al visitar otro punto de alimentación, el de La Inclusa. Lástima de luz y poco tiempo... habrá que volver.

Cuervo (Corvus corax).

Así quedó el día... pero bueno, igualmente un paisaje brutal.

De momento concluyo así con esta primera parte del viaje, dejando unas fotos de Aínsa, su belleza medieval y algunos habitantes de los bosquetes, huertas y río (Cinca) circundantes, en la siguiente entrada (habrá otra antes pues se me acumula material del bueno en mi tierra) contaré lo que falta: mi gloriosa visita a un muladar donde presencié una brutal carroñada, aunque sin quebrantahuesos, y una "sorpresa" que ya comentaré.

Ayuntamiento e iglesia parroquial (S.XII) desde la vibrante plaza mayor. Fotografía nocturna...

...y diurna.

Castillo de Aínsa (S.XI).

Peña Montañesa (2.295 msnm).

Ruiseñor bastardo (Cetia cetti).

Papamoscas cerrojillo (Ficcedula hypoleuca).

Papamoscas gris (Muscipapa striata). No quiero ni imaginar lo que es ser mosca por aquí.

Trepador azul (Sitta europaea).

Aviones comunes (Delichon urbicum). Lo dicho, pobres moscas...

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

Próximamente... (abstenerse si sois remilgados).