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domingo, 30 de enero de 2022

Fochas morunas y mucho más en un amenísimo sábado.

 Ayer sábado decidí cogerme el día libre y tirar para el sur de Alicante, repleto de salinas, lagunas y demás entornos perfectos para una buena jornada de bicheo. Al final, fui con mi familia al Hondo de Elche, uno de los más conocidos y que nosotros solemos visitar regularmente, con especies tan icónicas como la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris) o la focha moruna (Fulica cristata), además de un generoso número de flamencos durante todo el año.

El Hondo.

Precisamente empezamos con la ruta a los observatorios de la parte sur, con excelentes vistas de varias lagunas que suelen deparar buenas observaciones. Esta vez, sobretodo los flamencos (que por otra parte suelen ser lo que más se ve por esta zona del parque) y poco más, con los esperables tarros blancos (Tadorna tadorna), zampullines cuellinegros (Podiceps nigricollis), cormoranes (Phalacrocorax carbo) y otras aves más pequeñas, con el añadido de un bando de alcaravanes (Burhinus oedicnemus). Es la misma zona en la que, de noviembre a diciembre, recaló una avefría sociable, pero no había podido venir hasta ahora y se marchó hace tiempo.

Tarabilla europea (Saxicola torquata).

Flamencos (Phoenicopterus roseus).






Tarros blancos.

Zampullín chico.

Zampullín cuellinegro.

Aguilucho lagunero (Circus aeruginosus).

Bando de alcaravanes.

Después de la ruta, este año algo más floja que otros, fuimos a la zona del centro de visitantes, alrededor de la cual se puede transitar por un agradable sendero entre lagunas, saladares... donde suelen verse las especies más atractivas del parque. Antes de empezar el paseo comimos en la zona de pic-nic del propio centro, junto a mucha mas gente y escándalo, con momentos memorables como la historia de una mujer y la hipoteca de su piso o los "patos" (fochas) que hay en una laguna junto al merendero... Por suerte, muchos se quedan en el propio merendero y los que siguen la senda suelen ser respetuosos, así que, en un entorno mucho más tranquilo, ya empezaban a verse aves como cigüeñuelas (Himantopus himantopus), moritos (Plegadis falcinellus), una pareja de cercetas pardillas, varias lavanderas blancas (Motacilla alba) posadas tranquilamente e incluso una golondrina (Hirundo rustica), de las que existe un grupo invernante en la zona.

Calamón común (Porphyrio porphyrio).

Hembra de cuchara europeo (Anas clypeata) con pluma despeinada.

Lavandera blanca.

Cigüeñuelas. La gran mayoría eran machos.



Morito.

Cercetas pardillas.

Todo esto está muy bien, obviamente, pero mejoró considerablemente al oír un grave reclamo parecido al de una focha, pero distinto. En poco tiempo localicé algunas fochas morunas; todas a contraluz, hasta que este ejemplar joven se pasó al otro lado de la laguna. Fue una observación estupenda, al contrario de lo que suele pasar con esta amenazadísima ave, y bastante prolongada ya que el bicho se alimentaba muy cerca de la pasarela.

Focha moruna.

A este ejemplar no se le veían bien los "cuernos", pero más adelante se movían varios adultos (o ejemplares en plumaje nupcial) algo más lejos, pero también a una distancia más que razonable, hasta mejor: ese primer ejemplar de arriba se acercaba tanto que la cámara ni enfocaba, la tuve a escasos centímetros. Estos vistosos ejemplares se dejaron ver estupendamente, con un buen testimonio gráfico y, lo más importante, una bonita experiencia que atesorar en la memoria.

Fochas morunas, la primera con collar de seguimiento.

El resto del tiempo que pasamos por allí fuimos a unos observatorios cercanos para probar suerte a ver qué había, aunque se veía bastante gente, incluyendo la anécdota de los "bebés de gaviota", como una niña llamaba a las cigüeñuelas; como siempre nadie se molestó en explicarle lo que eran las cigüeñuelas, pero la verdad es que me sorprendió bastante, y sigo pensando qué se le pasaría por la cabeza. Quizá como eran blancas y negras, pues pensó que eran gaviotas...

Ya en el observatorio nos sorprendió la cantidad de limícolas presentes, con fantásticas observaciones de andarríos grande (Tringa ochurops), archibebe claro (Tringa nebularia), chorlitejo chico (Charadrius dubius) y otra no tan genial de archibebe oscuro (Tringa erythropus) y avoceta (Recurvirostra avosseta). Entre el grupo me llamaron la atención dos aves más pequeñas, que finalmente supusieron mi primera observación de correlimos de Temminick (Calidris temminickii) para rematar la jornada ornitológica.

Archibebe claro.

Archibebe oscuro.

Andarríos grande.

Correlimos de Temminick.

Cuando nos íbamos observamos de nuevo una focha moruna, esta vez otro precioso ejemplar reproductor que se acercó casi tanto como el primero que vi. Entre los novedosos correlimos y esto, podríamos decir que fue un final por todo lo alto, antes de afrontar las 2 horas de vuelta a casa... la única pega de este paraje, igual que muchos otros.

Fin de fiesta con la focha moruna.

Espectacular.

Un día de esparcimiento muy necesario ahora mismo, pero que no podré volver a repetir en al menos un par de semanas, después ya podré pensar en alguna otra escapadilla. De momento culmino comentando, como dato curioso, que en lo que llevo de año ya he visto 100 especies... y la cosa promete, seguramente se vengan otras 100 y ya veremos, el año se prepara fuerte.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

viernes, 8 de octubre de 2021

Empezando el otoño cerca de casa.

Llega el otoño y ya apetece disfrutar con ganas de esos días más cortos, pero sin duda más intensos, con la posibilidad, por ejemplo, de dar largos paseos con una sensación térmica más agradable que los anteriores 30-35º, algo que se agradece viviendo en Valencia. A esos amantes del "sol y playa" que se ponen tristes cuando se acaba el verano esto no les gusta, pero yo personalmente prefiero los 24-26 de ahora a los horribles y limitantes valores de agosto-septiembre (y que siga bajando...). El caso es que, para empezar a disfrutar del otoño y las posibilidades que nos trae, lo mejor es empezar cerca de casa, como yo hago con cada estación, y desde ahí ir ampliando a más zonas donde el otoño empieza a tomar forma.

Yo no tengo nada más cerca de mi domicilio que el Barranco del Carraixet, que ya lo he mencionado varias veces, así que es normal que la cosa empiece por aquí. Pajarear aquí es mejor en otoño-primavera, cuando muchas plantas acuáticas han terminado su ciclo y abundan las zonas despejadas donde es fácil ver y fotografiar especies como el mítico calamón (Porphyrio porphyrio), garzas, anátidas, gaviotas... Dentro de pocos meses, diría incluso que en cuestión de semanas, la cantidad de especies y ejemplares aumentará considerablemente, pero de momento ya se puede ver una buena muestra:

Garceta común (Egretta garzeta).

Fochas comunes (Fulica atra).


Gaviotas reidoras (Larus ridibundus).


Algunos calamones.



Garcilla cangrejera (Ardeola ralloides).

Azulones (Anas platyrhynchos).


Pato colorado (Netta ruffina).


Blanca de la col (Artogeia rapae).

El problema del sitio es la cantidad de gente que te encuentras; sin ir más lejos el otro día un instituto entero, aparte de ciclistas, "runners", jinetes incluyendo a un imbécil que va por ahí galopando como si fuese suyo, perros... pero al final sigue siendo, y será por mucho tiempo (esperemos) una fantástica opción para pajarear y tener avistamientos cercanos.

Desde aquí pronto se verá una pasarela peatonal sobre el barranco; y es que, no hay día que no nos levantemos en Alboraya sin lamentarnos de no tenerla (fin de la ironía).

 Otro sitio muy transitado, pero con la misma facilidad a la hora de unos buenos avistamientos, es l' Albufera de Valencia. Mucha gente sólo conoce/visita el lago por ser "lo más bonito", el rollo de la puesta de sol excesivamente promocionada, paseos en barca... pero aquí es justamente donde menos bichos se ven y, respecto a puestas de sol por aquí, muchos rincones no tienen nada que envidiar al embarcadero. 

Enclaves de l'Albufera.


Racó de l'Olla, Esany de Pujol y, aunque muy por encima, las marjales de Catarroja han sido de momento mis elecciones entre finales de septiembre y este mes, con grandes resultados: cuchara europeo (Anas clypeata), somormujo lavanco (Podiceps cristatus), zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis), algún flamenco (Phoenicopterus roseus), cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris), ardeidas como martinetes (Nycticorax nycticorax) y garza real (Ardea cinerea), águila calzada (Aquila pennata), gaviota picofina (Larus genei) y las limícolas, en grandes números estos últimos días de migración: se llevan la palma los correlimos comunes (Calidris alpina) y menudos (Calidris minuta), combatientes (Philomachus pugnax), archibebes claros (Tringa nebularia) y agujas colinegras (Limosa limosa) en generoso número, aparte de chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) y el primer correlimos tridáctilo (Calidris alba) que veo este otoño-invierno.

Somormujo lavanco.

Gaviota picofina).


Correlimos tridáctilo.



Blanquiverdosa (Pontia daplidice).

Archibebes claros.

Gaviota de Adouin (Larus audonii).

Gaviota reidora.

Zampullín cuellinegro con su presa.

Correlimos varios.

Esta gaviota patiamarilla (Larus michaellis) pone la nota triste a estos días. Fijaos en la terrible lesión que le ha causado ese sedal; aun así, parecía desenvolverse bien.

Garza real.

Cucharas.


Agujas colinegras, azulones y un tarro blanco (Tadorna tadorna).

Flamencos.


Garceta común con su presa.

Aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) con charrán recién capturado. Puede sorprender pero es la primera vez que veo un lance de esta especie terminar con éxito.

Combatientes y azulones.

Águila calzada.

Más garcetas.

Jóvenes martinetes.

Las marjales costeras (Almenara y Els Moros), aunque hay afluencia de visitantes, es mucho menor; bueno, lo de la Marjal dels Moros cuando estaban cerrados los bares era de traca, los fines de semana repleto de energúmenos... ahora la cosa está como siempre, y entre semana es muchísimo más tranquilo cualquiera de ambos sitios.

En Almenara, a finales de septiembre, me sorprendió la presencia de una hembra de silbón europeo (Anas penelope) entre los muchos patos colorados (Netta ruffina). El resto de especies habituales en los humedales y sin ninguna novedad: fochas, calamones, garzas... destacando un nutrido grupo de lavanderas boyeras (Motacilla flava). Aquí no hay mucha gente, pero la presencia de los típicos pescadores que se gritan como si no estuviesen al lado nos recuerda que no estamos solos en este bonito paraje.

Focha.

Bonita imagen de unas garcetas comunes.

Silbón y colorado.

Calamones.


Lavandera boyera (ssp. iberiae).

La Marjal dels Moros está un poco más baja en cuestión de avifauna que de costumbre, pero para empezar el otoño hay ya un buen repertorio: anátidas de muy diversas especies, rapaces, garzas, gaviotas, martín pescador, paseriformes en paso... en un entorno últimamente tranquilo y poco masificado; esperemos más tranquilidad este invierno.


Zampullín común (Tachybaptys ruficollis).

Cercetas comunes (Anas crecca). Van llegando.

Carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus.

Malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala).

Carricero común (Acrocephalus scirpaceus).

Abejero (Pernis apivorus).

Martinetes.

Collalba gris (Oenanthe oenanthe).

De momento así empieza la cosa en otoño, habrá que ver cómo avanza y, cuando llegue el frío, a ver cómo nos llegan las especies invernantes (algunas tardarán más que otras). Dejo la entrada con una imagen del sol saliendo, una de esas cosas que ves cuando sales a horas "intempestivas".

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!