Cuando pensamos en sierras importantes, como lo es la de Gredos, lo hacemos en imponentes picos, lagos y ríos de montaña, grandes extensiones de prados alpinos y bolos graníticos, extensiones de roca... Tendemos a olvidar que dentro de estas sierras existen también zonas bajas con bosques, prados y demás que, aparte, también son buenos sitios para pajarear. En este caso tenemos los pinares de Gredos, extensiones de pino silvestre que, aunque en la mayoría de los casos no tengan origen natural, albergan gran cantidad de aves. Solo veréis fotos de algunas aves como pinzones, verdecillos, chochines, águila calzada... pero en los pinares y zonas aledañas vimos y escuchamos otras especies como corneja negra (Corvus corone), pito real (Picus viridis), lavandera cascadeña (Motacilla cinerea), mirlo acuático (Cinclus cinclus), verderón serrano (Carduelis citrinella) y alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio).
Aparte de las aves, los pinares son muy bonitos, y viendo mirlo acuático vimos varias espectaculares pozas y cascadas en las llamadas Chorreras de Navarredonda (la mujer tomando el sol que se pensó que íbamos a hacer fotos en plan "voyeur" la dejamos al margen) y la garganta de Valdeascas, con sus preciosas cascadas entre granito, además de invertebrados y otros animales. Decir que en total hice más kilómetros que el día que subí a las zonas altas, pero sin duda mereció muchísimo la pena.
El mirlo acuático y verderón serrano se quedaron sin foto, no como otro de los objetivos que tenía en mente, muchísimo más ubicuo y accesible: como soy de Levante y allí no anidan las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) pues siempre que voy de viaje a zonas donde las hay me gusta fotografiarlas en sus nidos, sobre todo si, como en esta ocasión, está la familia al completo. Era muy bonito ver a los polluelos ejercitar sus alas preparándose para el vuelo, aunque no parecían tener mucha prisa; de momento, siempre estaba por allí uno de los padres para echarles un ojo.
En el pueblo nadie señalaba al tío de la cámara... qué raro; eso que me llevo.
Además de cigüeñas en esta zona fotografié otra vez a los milanos negros en varios días diferentes.
Cerca de mi alojamiento había un ambiente de pinares, prados y espinares que, pese a no tener mucha variedad en cuanto a especies, fueron bastante productivas. Las currucas zarceras (Sylvia communis) se veían muy bien alimentándose cerca de la carretera, por ejemplo, y en un prado donde pastaban unos fotogénicos caballos y algún burro se veían bastante bien las cornejas negras (puede no parecer gran cosa, pero es que en este viaje estuvieron muy ariscas y en mi casa tampoco hay) y algún ave más pequeña bebiendo... con un ojo puesto en los escandalosos burros: ya me persiguió uno en el Pirineo y no es muy agradable la verdad.
El susto esta vez lo dieron estas vacas cuando una de ellas se vino directa hacia el coche y tuvimos que arrancar a toda prisa porque se nos metía dentro. Después de esto se quedó plantada en la carretera mirando cómo nos íbamos; habría hecho fotos, pero...😨
La última zona de Gredos que visitamos este viaje fue el Puerto del Pico y su calzada romana. Esta zona también es bastante alta, rodeada de enormes picos como el Torozo, pero abierta hacia los valles inferiores más cálidos y de pendientes más suaves. Aquí, aparte de la excelentemente conservada calzada del S.II a.C. (donde no la corta la carretera), en una turbera encontramos la planta carnívora Drosera rotundifolia, que siempre viene bien verlas fuera de los Verdecora y tal, y un buitre leonado (Gyps fulvus) que nos sorprendió al pasar realmente cerca.
Se acaban así las entradas de la trilogía de Gredos, pero falta por ver lo visto por la Mancha Húmeda; poco, pero muy bien aprovechado y con una novedad bastante chula que espero que os guste. De momento os dejo con unas fotos de rabilargos (Cyanopica cooki) pues vimos muchos en el Valle de Iruelas (Ávila) y el embalse de San Juan (Madrid), donde hice las fotos:
En fin, un saludo y...
¡Nos vemos en las tierras silvestres!
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