No, no me han regalado el potentísimo Nikon AF 200-500 por Navidad; lo que ocurre es que, ahora que trabajo y voy a cobrar, pues estoy pensando en pillar una mayor focal que mi actual 18-200, por lo que ando mirando precios, especificaciones... y al final pensé que, aprovechando que llegaban fiestas y tenía vacaciones del 24 al 27, la mejor forma de comprar con cabeza (teniendo en cuenta la inversión en material que me dispongo a hacer) era alquilar por unos días y ver qué tal iba la cosa. Los resultados... bueno, creo que las imágenes que ilustran esta entrada hablan por sí solas; de los hides que tuve la ocasión de probar el día 26, ya hablaré más adelante porque aquello ya fue otra historia; de momento, el desglose de resultados por zonas que visité y, por último, las impresiones generales.
Vuelvo a la carga con nuevas experiencias en el campo: Paisajes, aves, botánica, mariposas,... vamos todo lo que den de si mis salidas.
jueves, 31 de diciembre de 2020
Probando el 200-500 de Nikon por navidad.
viernes, 25 de diciembre de 2020
2 jornadas inolvidables.
Eso es exactamente lo que fueron, inolvidables; una tarde y un día completo que, pese a su brevedad y escasez en observaciones, sin duda difícilmente me olvidaré de ellas. En teoría fueron la tarde del día 7 de Diciembre y el día 19 del mismo mes, pero, teniendo en cuenta que lo más potente fue este último día, empezaré por el final: el sábado 19, así pues, fuimos toda la familia a Burriana (Castellón) a pasar el día y, en mi caso, intentar avistar a un ilustre visitante invernal, la gaviota de Delaware (Larus delawerensis). Y vaya si la vimos:
Al principio pensé que, quizá, se trataba de una patiamarilla juvenil, ya que obtener una foto así y, además, en vuelo, resulta complicado, pero, consultando guías y, finalmente, en eBird, me confirmaron que, en efecto, era la deseada gaviota. Más adelante la volví a descubrir en un descampado cercano al puerto, integrada en un bando de gaviotas de Adouin (Larus audonii). Las fotos son de peor calidad que la primera, pero un avistamiento así merece toda la documentación gráfica posible.
Esta especie de gaviota, divagante americana, se distribuye por gran parte de Canadá y zonas adyacentes de Estados Unidos, invernando habitualmente en costas del Atlántico y Pacífico, así como en algunas zonas interiores de EE.UU y las costas del Caribe y Centroamérica. Cría en zonas cercanas al agua costeras y del interior, habitualmente en colonias, mientras que, en Invierno, es habitual observarla en puertos, vertederos, depuradoras...
En España, a día de hoy, existen unas 133 observaciones homologadas, normalmente entre noviembre y abril. Aparece sobre todo en costas asturianas y gallegas, pero también hay citas en otros puntos como Canarias o este mismo. Este ejemplar en cuestión es bastante longevo; nacido en 2005, apareció por primera vez en invierno del mismo año, y desde entonces no ha fallado ningún invierno. ¡15 años ya, y todos ellos invernando regularmente a media hora escasa de donde vivo! Me sabe un poco mal no haberlo sabido hasta ahora, cuando el confinamiento perimetral me impide viajar al norte en busca de gaviota groenlandesa y he buscado algo parecido más cerca, pero, ahora que lo he descubierto, pues a ver si puedo pasarme más a menudo.
Además, vimos gaviotas patiamarilla, sombría y cabecinegra, charrán patinegro... y comimos muy bien por la zona.
La segunda especie de la entrada no es, ni mucho menos, tan especial como la gaviota, pero para mi significa mucho al ser una de mis aves favoritas y, a la postre, de las que menos suelo ver. La tarde del lunes 7 me pasé por la Marjal dels Moros, uno de mis lugares favoritos para el pajareo, y nada más llegar me recibieron... ¡Nada menos que dos alcatraces atlánticos (Morus bassanus)! ¡Y muy cerca de la costa! Por suerte me dio tiempo a fotografiar a uno de ellos; las fotos, al ser un día muy nublado, no le hacen justicia al bicho, pero, para tener un mejor documento gráfico, y de paso que vosotros también disfrutéis de esta bonita ave, he jugado un poco con brillo, contraste, etc. Aquí tenéis el resultado:
Más adelante, para mi sorpresa y regocijo, pude observar otro ejemplar bastante más lejano, pero todo cuenta al fin y al cabo. No pongo fotos de más especies que vi por la zona por una buena razón, que ya explicaré próximamente; lo que sí que tengo son unas cuantas fotos de nubes (otra de mis pasiones fotográficas) tomadas aquella oscura, aunque bonita, tarde de invierno.
Y esto es todo lo que tenía que contar. Resumiendo, dos jornadas muy agradables en excelente compañía, tanto humana como animal, que se me quedarán grabadas para siempre tanto en mi cabeza como en mi disco duro. Aprovecho para desearos a todos
¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!!!
y...
¡Nos vemos en las tierras silvestres!