jueves, 5 de noviembre de 2020

Otoño en la Comunidad Valenciana (I).

 Este otoño, como básicamente todo el año, ha sido distinto al del año pasado; no sólo por la situación actual, sino que también un poco por el clima, ya que (hasta estos momentos, en los que un poco más y se me inunda la casa) ha sido bastante cálido. Otra cosa a tener en cuenta es que, en estos momentos, no podemos salir de nuestras respectivas Comunidades Autónomas. Una limitación para alguien que, como yo, disfrute de buenas escapadas otoñales por los bosques del centro y norte peninsular; pero no todo iba a ser malo, evidentemente, y me he tomado esto como una oportunidad para salir por los bosques de la comunidad valenciana. Aquí no encontraréis espectáculos cromáticos como en zonas como Pirineos, norte de Navarra... pero aún hay rincones bastante espectaculares, el primero de ellos a 45 min. de mi casa.


Para el jueves 22 de Octubre, día que, aunque desapacible, se presentaba templado y con pocas probabilidades de lluvia, elegí la ruta del Barranco de Almanzor, en Espadán; un importante alcornocal castellonense que, además, esconde variados secretos cromáticos, empezando por los chopos (Populus nigra) y cornicabras (Pistacea terebinthus) del inicio del camino, mientras algunos inquietos ojos me observaban con atención.


Mito (Aegithalos caudatus).

Cornicabras.


Chopos.


Pero, sin duda, la mayor atracción de la ruta es "La castañera", un imponente castaño de varios troncos que cuenta con más de 500 años. Como dato curioso, esta especie no es autóctona de estas sierras sino que fue introducida por los romanos, para aprovechamiento maderero y de bellotas.



Sus hojas seguían bastante verdes, pero pude arreglármelas para captar su incipiente cambio de hoja.


Espino albar (Crataegus monogyna).

Cuál fue mi sorpresa cuando, ante mis pies, saltó un enorme sapo común (Bufo bufo) al que pude inmortalizar antes de que se escabullera. Con estos días de lluvia, cualquiera de estas noches (por supuesto, antes de las 12:00) me hago una buena ruta en busca de este y otros anfibios.



El camino va subiendo por la sierra, entre sugerentes choperas, enormes bosques de alcornoque, algunos espectaculares, y otras especies como el nogal (Juglans regia), sauces... todos con sus galas otoñales. El sendero, tras subir un considerable desnivel, continúa por una antiguo canal árabe (acequias cubiertas para el aprovechamiento hídrico). Caminar sobre infraestructuras humanas tan antiguas le añade encanto al paseo, que ahora además discurre junto a un cantarín arroyo. Más miradas me siguen...


Curruca capirotada (Sylvia atricapilla) hembra.



Impresionantes ejemplares; la de historias que podrían contarnos de tiempos romanos, árabes...


Nogal.


Los helechos, como el real (Pteridium aquilinum) abundan en estos bosques húmedos.



Poco después la ruta se empina bastante, juntándose con el sendero de subida al pico Espadán. Hoy no me apetece más aventura, así que doy media vuelta disfrutando del colorido de las cornicabras.




Emprendiendo el camino de vuelta, en plena "selva" del corcho.



Sauce (Salix atrocinerea).




Aunque empezó a llover nada más salir del bosque, y después arreció un poco, tuve suerte de que fuese al final de la ruta; además, este ambiente otoñal me encanta en una ruta de senderismo.

Pinar de rodeno (Pinus pinaster).

Esplendor otoñal.


Pinzón vulgar (Fringilla coelebs) hembra.

Herrerillo común (Cyanistes caeruelus).





Estos días de oscuridad y lluvia, como debería haberlos a patadas en otoño-invierno, dificultan bastante la fotografía de rapaces en vuelo, como el gavilán (Accipiter nisus) que me crucé casi al final, pero son muy buenos para captar el cromatismo otoñal sin que incida la luz solar.

Ciruelo.

Gavilán.

Después de toda la ruta por el bosque casi primigéneo, vuelvo a la civilización, esta vez en comañía de un bonito macho de roquero solitario (Monticola solitarius), poco favorecido por la luz pero con un bonito efecto al verse las gotas de lluvia.

Almedíjar.

Roquero solitario.

Soneja. Como anécdota del día, aquí casi me cargo un faro del coche. Solo se rompió parte del plástico pero... 180€ la broma.

El 1 de Noviembre, en cambio, se presentaba soleado y caluroso; ese día tenía reserva para visitar el Barranc dels Horts, un bonito quejigar monumental situado en el interior de Castellón, en la pintoresca comarca de La Valltorta. Si es que, tampoco hace falta viajar tan lejos; de hecho, bosques como este son difíciles de encontrar en el resto de España. Lo de la reserva es porque lo gestiona una entidad pública, habiendo que abonar 2€ para la conservación del entorno. Menos caro me salió que lo del coche, jajaja.

Serval común (Sorbus domestica).

Al principio, los quejigos (Quercus faginea) que vemos son los procedentes de una repoblación más reciente; más adelante la cosa cambia.

Precisamente en los cortados que aparecen detrás de la foto, volaba minutos después un águila real (Aquila crysaetos), supongo que juvenil pero no puedo confirmarlo. Poco después aparecía otra rapaz más pequeña y bastante lejana, que identifico como gavilán/azor; un gran momento rapacero.

Águila real.


Gavilán/azor.

Poco a poco nos introducimos en un robledal maduro, de esos que antes abundaban donde ahora crecen pinos. Toda una suerte que sigan habiendo lugares como estos, y que gracias a la labor de mucha gente se mantengan así con el paso de los años. Aprovecho para un apunte cromático: las hojas de estos árboles se tornan de una coloración amarillo pálido/rojizo que no parece muy llamativo en sí, pero que al final resulta bastante agradable a la vista, solo hay que fijarse bien. Los arces, guillomos, etc. son otra historia, con sus vivos amarillos, rojos...

Robledal maduro.

Arce de Montpellier (Acer monspessulanum).

Un preludio de lo que llegará después.








Otro dato curioso sobre estos árboles es que son marcescentes: esto es, sus hojas terminan secándose en invierno sin llegar a caer, lo que aporta a estos bosques una particular paleta invernal. Esta característica la comparten otras quercíneas como el roble melojo (Quercus pyrenaica).


La ruta asciende suavemente hacia su principal atractivo: los quejigos monumentales, hacia los que nos desviamos.



Roure del roquissar (roquedo), llamado así por crecer en uno de estos ambientes.


Su corteza, típicamente resquebrajada (lo que lo distingue de la encina, entre otras cosas) es de una tonalidad grisácea más clara.


Guillomos (Amelanchier ovalis).


Roure de la Roca; creo que no es necesario explicar el nombre...

Impresionante como la vida siempre se abre camino.




Magnífico lugar.

Evidentemente la ruta esconde muchísimos más encantos: ejemplares monumentales, frescos rincones... aquí dejo un buen compendio de estos lugares, dando mucha importancia al cromatismo de los robles y otras especies. De nuevo, los habitantes del bosque nos observan con curiosidad y, en algunos casos, descaro.


Otro arce.


La gama de colores varía según los individuos.


Y otro guillomo.




Ahora sí, el amarillo parece mucho más dorado. Cosa de la luz, supongo.





Petirrojo europeo (Erithacus rubecula).

Todo lo bueno se acaba, y toca salir de este singular espacio para buscar donde comer, no sin antes retratar un poco más la otoñada.

Gran espino (Prunnus spp.).



Finalmente nos decantamos por la pintoresca localidad de Ares del Maestre, enclavada entre varias moles y cortados calizos. Muy buena elección por los paisajes y el pueblo en sí, pero también por que fue aquí donde vi el primer acentor alpino (Prunella collaris). Espero que no sea el último, por culpa de unos pocos... (fin de la indirecta).

Ares del Maestre.


Acentor alpino.

Parameras de la Mola de Ares. Ya andamos muy altos.


Una toma aérea del típico "ganao" del Maestrazgo.

Para rematar la jornada intentamos buscar acentores por Culla, pero nos fallaron. La localidad, por otra parte, es muy agradable para tomar café, callejear un poco y admirar sus vistas.



Resumiendo, dos buenas jornadas por mi tierra que demuestran que, pese al confinamiento perimetral, siempre habrá algún paraje cercano que merezca la pena. Ya tengo preparada parte de otra entrada otoñal, muy pronto os enseñaré lo visto por los humedales que tengo más a mano, y alguna cosilla más de la Comunidad. Sin duda, una tierra fantástica llena de buena gente y lugares espectaculares, qué más se puede pedir.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

Banco otoñal.

sábado, 31 de octubre de 2020

En peligro crítico de extinción.

 Me había planteado muchas veces una entrada como esta, en la que trataré de dar mi opinión sobre el gravísimo problema de pérdida de biodiversidad que estamos sufriendo desde hace bastante tiempo. Como ya he dicho es una opinión, sobre las causas del problema y las soluciones que se aportan; algunos pueden no estar de acuerdo conmigo, pero ese es el problema con los blogs: para mí, este es un espacio personal en que compartir mis vivencias y opiniones, que, como todo, pueden no concordar con las del resto. El caso es que llevo mucho tiempo dándole vueltas a las palabras "peligro crítico", siglas de uno de los estatus de conservación más alarmantes designados por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), justo después de "extinto". Estar en peligro crítico es un triste honor, compartido por gran cantidad de especies que, la mayoría de las veces, si no todas, han sido empujadas a este punto por la avaricia e hipocresía del ser humano: caza furtiva, destrucción del hábitat, contaminación...

Dentro de todas estas especies hay otras consideradas "extintas en estado silvestre". Cuando escuchas frases como estas, piensas en los errores que seguimos cometiendo, una y otra vez, como si fuese imposible aprender de ellos. En esta categoría estuvo el bisonte europeo (Bison bonansus) hasta hace bien poco, y es donde está incluida la principal protagonista de esta entrada:

Os pongo en antecedentes: este año por mi cumpleaños me regalaron el "pase verde", una entrada anual para el Bioparc Valencia (para los que no lo conozcáis, es un enorme zoológico cercano al cauce del Turia, centrado en la fauna africana). No soy muy partidario de ver animales en cautividad, pero ya que lo tengo lo utilizo y me doy una vuelta por allí. Luego ahondaré más en el tema de los zoológicos; el caso es que en el parque hay una pequeña manada de gacelas dama o Mohor (Nanger dama), especie principalmente sahariana que, como ya supondréis, se haya extinta en estado silvestre. Actualmente sólo puede verse en programas de reproducción de Europa, Norteamérica y Sudáfrica, aunque se está intentando reintroducir, al igual que pasó con el bisonte europeo, en varias zonas de su distribución natural.

Una madre y su cría (nacieron durante la cuarentena).

Fue José Antonio Valverde, figura de referencia en la investigación y conservación de la fauna de nuestro país, quien en 1975 trasladó 11 ejemplares a Almería desde el antiguo Sáhara español justo en plena invasión marroquí o "Marcha Verde". Actualmente hay 300 ejemplares viviendo en instituciones de todo el mundo. Se trata de un animal precioso, como ya habréis visto hasta ahora en las fotos, que llama mi atención desde que la vi hace años en una revista. Su brillante pelaje es de un intenso marrón rojizo/castaño en partes dorsales, mientras que parte del rostro, el vientre y partes inferiores son de un blanco inmaculado. Tanto machos como hembras poseen cuernos, por lo que es difícil diferenciarlos; en todo caso, los machos suelen ser más grandes y pesados. Su delicada anatomía, de finas patas y cuello largo y esbelto, le confieren un aire ciertamente elegante que siempre intento plasmar, aunque nunca es como yo espero.

Un juvenil.

A veces viene bien sentarse a la sombra.


Compartiendo recinto encontramos una pareja de ádax (Addax nasomaculatos), una especie de antílope muy resistente del desierto sahariano que ha compartido el mismo destino que las gacelas.

Igual que con las gacelas, tanto machos como hembras tienen cuernos.


Los conflictos armados, como la citada Marcha Verde, son otra grave amenaza para la fauna autóctona que rara vez se cita. La guerra, causada siempre por la avaricia humana, no solo genera pobreza, miseria y daños físicos y emocionales indecibles en la población humana: también destruye paisajes, biodiversidad... Entre otras especies afectadas cito al gamo persa, atrapado en los conflictos de oriente, o los grandes simios del centro de África, zona muy convulsa debido al aprovechamiento de materiales como piedras preciosas y metales. En el Bioparc también hay un grupo reproductor de gorilas occidentales (Gorilla gorilla), en grave peligro de extinción por los conflictos armados, enfermedades contagiosas como el SIDA y su utilización para la denominada carne de bosque. Los gorilas, como el resto de los simios, son homínidos, es decir, se parecen a nosotros, y nos los estamos cargando...

Los machos son impresionantes, pese a ser una especie mayoritariamente pacífica.

Poderosos...

...y tiernos.

Muchas especies en grave peligro, o directamente desaparecidas del medio natural, siguen existiendo gracias a estos programas de cría; es cierto que mucha gente no es partidaria de los zoos, incluido yo, pero también lo es el hecho de que, para muchas especies, la cría en cautividad es su última esperanza. Pocas soluciones más hay para la gacela dama, el ádax y muchos otros; sin embargo, hay mucha gente que se opone y piensa que están en una "cárcel de animales", pese somos nosotros los que hemos propiciado esta situación. En mi opinión, el colmo de la hipocresía. Es cierto que estos animales pueden darnos pena, pero ¿Cuál sería la solución? ¿Permitir que se extingan? Está claro que habría que haber tomado medidas mucho antes, como dejar de cazarlos, no destruir o alterar su medio natural... En este punto no hay marcha atrás para muchas especies (amén de muchas otras amenazadas de las que, por vivir en zonas especialmente complicadas, apenas tenemos datos), y es muy fácil hablar y criticar pero más difícil aportar soluciones válidas. Gracias a la cría en cautividad se han recuperado especies avocadas a un futuro incierto, y la gacela dama aún puede hacerlo. Dejemos que estas elegantes gacelas vuelvan a poblar sus dominios.

En fin, no es que yo crea que los zoos son la panacea; la conservación debe iniciarse mucho antes, y muchos animales por ejemplo exhibidos en Bioparc ni están en programas de recuperación, ni amenazados. Y, por supuesto, aceptaré de buen gusto las opiniones de los demás, siempre que se formulen de forma respetuosa.



¿Es necesario mantener en cautividad elefantes (Loxodonta africana) o suricatos (Suricata suricata) o sólo lo hacemos para nuestro disfrute y divertimento?

Y aves como el avemartillo (Scopus umbretta)... ¿Tenemos que privarles de su libertad y derecho a volar solo para admirarlas?

Esperando no haber ofendido a nadie y que os haya gustado esta peculiar entrada; pronto os enseñaré algo más amable y mucho menos polémico (espero que nada) con la otoñada en algunos bosques valencianos. Hasta entonces, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

domingo, 25 de octubre de 2020

Aves de mi local patch: Octubre 2020.

 Hace mucho tiempo que no hablo en el blog de mi "local patch", es decir, el transecto que hago habitualmente para observar aves. Es una zona agrícola bastante interesante, tanto por cercanía (empiezo a pajarear a menos de 5 min. de mi casa) como por la cantidad de pequeñas aves que se observan en paso e invernada. De lo primero ya no queda nada, ahora estamos metidos de lleno en invernada, pero, como curiosidad, a principios de octubre empezaba a ver invernantes típicas como el alcaudón real o el pechiazul junto a estivales como las golondrinas o el papamoscas gris.

Alcaudón real (Lanius meridionalis).

Papamoscas gris (Muscipapa striata).


Poco a poco las estivales han ido abandonándonos, dejando paso a una considerable entrada de tarabilla común, ruiseñor pechiazul, lavandera cascadeña, bisbita pratense... Precisamente con el pechiazul he vivido uno de los mejores momentos del año (y, a la postre, de todo el tiempo que llevo paseándome por aquí) al poder fotografiar muy bien este precioso ejemplar:

Ruiseñor pechiazul (Luscinia svecica).

Del resto de aves tengo pocas fotos, ya sea por la distancia a la que se encontraban, las condiciones de luz... y algunas, directamente, se han quedado sin foto, como el caso del colirrojo tizón. Estamos al principio de la invernada; seguro que puedo mejorar el material.

Bisbita pratense (Anthus pratensis).

Tarabilla europea (Saxicola torquata).

Estorninos pintos (Sturnus vulgaris) y cernícalo vulgar (Falco tinninculus).

Estorninos no faltan.

A ver si consigo alguna mejor de lavandera cascadeña (Motacilla cinerea).

Evidentemente, hay aves que se ven todo el año en el local patch, sobretodo fringílidos como verdecillos o jilgueros, lavandera blanca, gorrión común y, más habitualmente, molinero... y otras de mayor entidad como garcilla bueyera, urraca y tórtola turca. De los pequeños he podido sacar algo decente estos días, sobre todo de gorrión molinero.


Jilguero europeo (Carduelis carduelis).

Gorrión molinero (Passer montanum).

Respecto a los más grandes, voy a empezar por la urraca, repudiada por gran parte de la sociedad. Yo creo que, si la gente se parase a mirar y viera, por ejemplo, su bonita combinación de colores o la pericia que tiene para abrir frutos secos, dejarían de considerar a estos ubicuos córvidos como "pajarracos" desagradables.

Urraca común (Pica pica).

Sobre la tórtola turca también quiero hablar, ésta considerada una plaga o (erróneamente) especie invasora. Esto no es así, ya que colonizó naturalmente gran parte de Europa desde sus áreas naturales de Turquía y Oriente Medio. Respecto a lo de plaga, pienso que es un concepto subjetivo creado por el ser humano, como tantos otros como "alimaña", por ejemplo, para definir que algo nos molesta. Sinceramente, la presencia de estas pequeñas palomas nunca me ha molestado, y puede que, si la miramos de cerca, nos fijemos en que tienen mucha personalidad.

Mu' maja ella.

Dejando al margen el concepto que tenemos de ciertas aves, voy con otra parte importante del "local patch". El Barranc del Carraixet me supone desplazarme algo más lejos de mi casa, pero, teniendo en cuenta que casi siempre termino allí durante mis paseos, lo considero, al menos, digno de mención. Estos días, aparte de la evidente aparición de las gaviotas reidoras (Larus ridibundus) empiezan a verse agachadizas, gaviotas sombrías, algún charrán patinegro, petirrojos... y otras aves más comunes pero que, igualmente, merecen una mención:

Ya empiezan a verse cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo).


El grupo de reidoras (Larus ridibundus) se ve precioso por las mañanas.




También es fotogénica los días nublados.



Garceta común (Egretta garzetta).

Charrán patinegro (Sterna sandvicensis).


Martín pescador (Alcedo atthis).

Calamón común (Porphyrio porphyrio).

Garza real (Ardea cinerea).

Ánade real (Anas platyrhynchos).

Para terminar, supongo que todos los compañeros de afición tendremos nuestro propio "local patch", con sus más y sus menos, épocas en las que habrá más o menos aves, temporadas en que sea más complicado observar... pero, al fin y al cabo, una parte importante de nuestra rutina que nos ayuda a desconectar de nuestro caótico mundo (y mucho más ahora) y profundizar en el medio que nos rodea. En fin, espero no haberme puesto muy pesado... intentaré actualizar la información de mi zona mensualmente, para potenciar un poco el "local patch", que ya iba tocando.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!