domingo, 7 de febrero de 2021

Aves que veo en invierno

 Como por ahora voy a dejar lo que he estado haciendo estos días para otra publicación, que saldrá la semana que viene, voy a retomar las entradas sobre materiales, bibliografía, películas, documentales, etc. que habréis podido notar que, desde que en verano hiciera una sobre "El Gran Año" no he vuelto a retomar. Sencillamente porque en su día ya comenté todo sobre el material que tenía, y, siendo totalmente sincero, no suelo ver películas "pajareras" o sobre naturaleza (otro día tendré que hablar largo y tendido sobre "Cantábrico", aunque ya tiene un par de años). Esta vez os traigo "Aves que veo en invierno"un libro del dibujante y ornitólogo Lars Jonsson, quien además ha publicado varias guías de identificación. Sin embargo, no es una guía de identificación de aves, al menos no una al uso: si bien se describe cada especie al detalle, centrándose incluso en sus tonalidades y las variaciones en éstas, se centra mucho más en las experiencias de Jonsson con las aves durante el invierno, cuando coloca varios comederos en su finca de Gotland (Suecia), donde ha realizado los dibujos para esta obra. Por lo tanto (al menos para mí, que soy bastante cotilla) resulta una obra amena y entretenida; quizá algo más tediosa en ciertos aspectos, pero de eso ya hablaremos luego.

El libro empieza con un prefacio en el que el autor explica que, tras realizar diversas guías de campo, se propuso la creación de "un compendio de las impresiones que me causan los pájaros que veo desde la ventana de mi taller", lo que el mismo define como una guía de campo, pero sin llegar a serlo. Después del prefacio y una breve introducción en la que le acompañamos en un paseo invernal por Gotland, pasa a describir las 59 especies que suelen visitar su finca en invierno, desde las perdices pardillas y faisanes hasta los escribanos, pasando por rapaces, pícidos, córvidos... De las descripciones ya hablaré luego: los dibujos son una pasada. Todos los colores, matices, texturas, etc. se corresponden con las de las aves, llegando a parecer algunos cuadros de museo. Sobre todo los que representan al ave en su entorno natural, como este nutrido grupo de gorriones que ocupa dos páginas:

Otras veces nos aparece el texto al lado del ave, como es el caso de una de mis aves favoritas:

Desde luego, hay muchísimas más ilustraciones en el libro, empezando por los preciosos camachuelos de la portada, pero no iba a ponerlas todas por aquí, obviamente; si alguien se ha animado a leerlo viendo los dibujos, diré que sólo por ellos ya merece la pena. Sin embargo, aquí encontramos el punto que me ha resultado algo más tedioso: las descripciones del color de cada ave. Muchas veces, por ejemplo en los capítulos dedicados a las palomas zurita y torcaz, se convierten en divagaciones artísticas sobre los colores y tonalidades, pero siendo dibujante se puede entender que el hombre es extasíe un poco, jeje. Decir también que muchas de estas descripciones son preciosas y cautivadoras, como el sublime colorido del pinzón real y cómo se funde con los colores de la taiga otoñal, el azul "ultramarino" del herrerillo común... También incluye algunas metáforas muy ingeniosas, como el pico picapinos vestido con su frac negro y zapatos de charol rojos o, una de mis favoritas, la "cadenita de perlas" de los alerones del carbonero garrapinos. Unas metáforas tan curiosas como acertadas, ¿no os parece?

Respecto al resto del libro, las descripciones del comportamiento llegan a ser mucho más completas que las que encontramos en muchas guías (aunque para eso se haya recortado en otros aspectos como morfología, distribución...), y expresadas de una forma amena y, muchas veces, fascinante. Llegamos a aprender mucho sobre las aves descritas (Quién iba a pensar que las urracas pueden "engañar" a su pareja con el vecino, o que algunos páridos tenían una estructura social tan elaborada). Las historias personales del autor también son una delicia, y muchas veces nos sentiremos identificados con él; yo en concreto llegué a tenerle mucha simpatía al buen hombre: su afición por las aves, cultivada desde su más tierna infancia, y el modo en que vive esta afición (en efecto, es que él lo vive) llegan a calar bastante hondo en quien le lee, y para mí esto es lo más importante en un libro como éste: cautivar al lector, hacerle meterse de lleno o ahondar aún más en su pasión por nuestros buenos amigos alados. En mi caso al menos lo ha conseguido, y me han dado ganas de irme con él una temporada a patear monte y buscar un buen bando de camachuelos picogruesos!!

En resumen; como he dicho antes, una guía de aves que no lo es, y profundiza en temas que las guías convencionales no llegan a desarrollar. Un libro contado desde la pasión de un veterano ornitólogo que cualquier aficionado a las aves querrá llegar a ser. Los capítulos, bien estructurados, haciendo más fácil la lectura; una dicción impecable, unas transcripciones de reclamos muy acertadas, las historias y chascarrillos de su vida diaria muy acertados también... el único fallo que le encuentro es que a veces se enrolla un poco con los colores, tonalidades... y, por qué no decirlo, que se me ha hecho corto. Recomiendo a cualquiera, ya esté empezando o sea ya un avezado pajarero capaz de distinguir a las agachadizas por su reclamo, leer esta maravilla; así de claro: una agradable sorpresa y UNA AUTÉNTICA MARAVILLA.

Quizá esta vez me haya dejado llevar un poco, pero es que es la primera vez que leo un libro de estas características y, quién sabe, quizá en un futuro sea yo quien se atreva con algo parecido. Mientras tanto seguiré con mis andanzas ornitológicas por mi querida Comunidad Valenciana (a falta de pegarme un buen periplo nacional) de las que pronto veréis una buena muestra.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

Os espero en la próxima entrada...

martes, 26 de enero de 2021

Las sorpresas que nos deja "Filomena"

 Estos días, meteorológicamente hablando (que lo demás ya sabemos lo que hay), han sido bastante complicados: nevadas, lluvias, viento muy fuerte... es lo que nos ha traído la borrasca "Filomena". Además de todo esto, llega un gran momento después del temporal: las especies de aves que desplaza. Ya sean rarezas o especies que no solemos ver, es momento de buscar las que nos visitan buscando refugio, alimento... Este año la cosa en principio parecía algo sosa, hasta que saltó la sorpresa: ¡¡¡Una alondra ricotí (Chersphilus duponti) en la Marjal dels Moros!!! Lo cierto es que, estando el coche en el taller, no pude acercarme hasta el sábado pasado, pero la espera mereció la pena. En resumen: más de media hora observando las idas y venidas del críptico aláudido, un auténtico fantasma dentro del mundo de las aves. Veréis que, para que se pueda apreciar mejor, he rodeado al ave en algunas fotografías.


Ya de primeras, el discreto pájaro dejó claro que no iba a dejar de moverse y ocultarse para que lo viera mejor, así que fue cosa de ir acompañándole, a cierta distancia, durante sus movimientos, tal y como hacían otros aficionados.


Al final se acercó bastante junto a un pequeño grupo de verderones (Carduelis chloris).



Lo cierto es que no es la primera vez que esta especie aparece en la Comunidad Valenciana, aunque sus citas aquí son escasas. Cría en amplias zonas esteparias del Sistema Ibérico, depresión del Ebro, La Mancha y el Sureste (Murcia-Andalucía), donde se encuentra en regresión por los cambios en métodos y especies de cultivo. Pese a ello, se están haciendo esfuerzos de conservación, entre ellos esta curiosa iniciativa: https://www.burgosconecta.es/provincia/ribera/vino-burgales-busca-20191113152048-nt.html

De momento sigue por la zona, por lo que he estado viendo en eBird, así que si vivís cerca y la queréis ver os animo a que aprovechéis esta oportunidad; si no, disfrutadla en las anteriores imágenes y en las que estos días se están subiendo a eBird.

Porrones (Aythya ferina), cucharas (Anas clypeata).

Ánade friso (Anas strepera).

Malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala).

Evidentemente la alondra fue una de las muchas observaciones de las que disfruté, empezando con una generosa cantidad de anátidas de arriba, un bando de unas 30 avefrías (Vanellus vanellus)...


Avefrías.

Monte Picaio.

Para terminar un siempre agradecido encuentro con la gaviota de Adouin (Larus audonii), aunque esta vez empañado por la escasa luz y dos impresentables que la espantaron para hacerse unos "selfies" junto al mar. Decir también que varios perros sueltos y sin ningún control se colaron en la zona de reserva y levantaron todas las anátidas... mucho nos queda por aprender, más ahora con bares y demás cerrados y con pocas opciones más que pasear por el campo.





La siguiente ave no es rara en sí, pero sí que lo es un poco dónde se encontraba. Y es que no todos los días ves un carbonero garrapinos (Parus ater) a apenas 2 kilómetros de la costa, en un punto que visitas casi a diario. Primera vez que veo esta especie en mi pueblo.


Carbonero garrapinos (Parus ater).

Otras observaciones por Alboraya y alrededores han sido los enormes bandos de paloma torcaz (Columba palumbus) de centenares de individuos, que al principio tomé por grandes nubes de estorninos. Pude ver un bando bien de cerca y es increíble las cantidades que llegan a haber.




Las gaviotas reidoras (Larus ridibundus) no son ninguna novedad, habiendo cientos invernando, pero siempre puedes sacar alguna foto chula.


Petirrojo europeo (Erithacus rubecula).

Verdecillo (Serinus serinus).


Jligueros europeos (Carduelis carduelis).


Estos días de claroscuros también están muy bien para alguna composición chula, sobre todo con algunas casa de huerta (dejando de lado el deplorable estado de algunas).


Como siempre en los temporales, gran cantidad de gaviotas cabecinegras (Larus melanocephalus) y reidoras.





Esta mañana ha sido la primera con sol al completo, y como no podía ser de otra manera la he aprovechado con estos y muchos más bichos:


Colirrojo tizón (Phoenicurus ochuros).

Tórtola turca (Streptopelia decaoto).

Y la familia al completo de calamones (Porphyrio porphyrio) con sus pequeños.


La última sorpresa me la lleve en el pequeño pueblo de Quatretondeta (Alicante), cuando después de una buena caminata encontré esta hembra de lúgano (Carduelis spinus) tras dos años sin ver ni uno, y un zorzal común (Turdus philomelos) oculto entre los olivos.



Para terminar, me vais a permitir enseñaros la bonita ruta de "Els Frares", unas rocas en forma de aguja esculpidos por el modelado kárstico. Decir que, sin duda, la sierra de Serrella (donde se encuentra ubicado el paraje), con gran cantidad de rutas de senderismo y paisajes brutales, se queda en el tintero para otras excursiones.

Mallada del Llop (1361 msnm).

Montcabrer (1390 msnm) visto desde la ruta.

Els Frares.

Rubia peregrina congelada.


Ni las rocas se libran de "Filomena".





No, no he viajado a Narnia.



Espectaculares formaciones.






Y hasta aquí los regalos de "Filomena": 3 especies de aves que no suelo ver, una de ellas novedad que, dado su carácter desconfiado, no imaginé que vería tan fácilmente; paisajes brutales, y un poco de frío que nunca está de más, jejeje. A ver que otras cosas puedo sacar por el blog, de momento se avecinan días bastante atareados en el trabajo.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!