El viaje de ida fue bastante rápido, pero aún me dio tiempo a fotografiar este bonito cuervo en Zaragoza. Como fue un avistamiento cercano, no me llevó a la típica confusión corneja-cuervo; en este caso, el tamaño, el enorme pico y el graznido más corto y contundente no dejaron lugar a dudas. En seguida se hizo de noche, así que este día no dio tiempo a ver los magníficos paisajes del pirineo. Al día siguiente, sin embargo, la cosa cambió, pudiendo disfrutar de un paseo matutino contemplando los altos picos nevados sobre las praderas, a esa hora completamente heladas.
Cuervo grande (Corvus corax). Zaragoza.
Castejón de Sos y entorno.
Cuando llegamos a los Llanos del Hospital, nos dimos cuenta de que sería un día soleado y, a la larga, caluroso. A pesar de ello, pienso que fue buena cosa que no nos nevara o hubiera ventisca como parece que va a pasar esta semana. Además, un día sin nubes como aquel invitaba a fotografiar algunos de los picos más representativos de la zona: Aunque uno no sea alpinista, supongo que cualquier persona se sentirá pequeña al contemplar sus imágenes.
Aigualluts (2.718 msnm.)
Alba (3.112 msnm.)
Aneto (3.404 msnm.)
Tuca de la Montañeta (2.558 msnm.)
Salvaguardia (2.736 msnm.)
Según avanzábamos en nuestra ruta (la clásica subida al Forau d'Aigualluts), disfrutábamos más del níveo paisaje. Las fotos, esta vez sin comentarios, ya que una imagen vale más que mil palabras y... bueno, el paisaje invernal es tan sobrecogedor que me quedo sin palabras...
Forau d'Aigualluts.
Quebrantahuesos.
La lagartija ibérica no es tan espectacular, pero...
Terminamos la tarde del primer día en Benasque, donde, después de un rato de refresco y charleta con los compañeros, me acerqué al río Ésera, donde siempre he visto mirlo acuático (Cinclus cinclus). Todo un acierto, ya que pude disfrutar de dos ejemplares en tan sólo 10 minutos. Quebrantahuesos, mirlo acuático,... aunque no vi ningún rebeco, desde luego fue todo un lujo de ''secuela''.
Santa María de Benasque (S.XI).
Callejeando hasta el río.
Río Ésera.
Mirlos acuáticos. Se aprecian bien pese a la falta de luz.
El segundo día difícilmente iba a superar al primero, tanto en paisajes y avistamientos de fauna como en tiempo para disfrutarlo, ya que a mediodía marchábamos para Valencia. Eso era lo que pensaba hasta que, paseando de buena mañana, vi un gavilán (Accipiter nisus) en un árbol. Lo estuve fotografiando un rato bastante corto, ya que es un viaje organizado y tienes que ir a la par del resto, por lo que no podía encantarme demasiado. Así, justo cuando guardaba la cámara, el bicho se lanzó sobre un huerto intentando cazar unos gorriones. Aunque le saliera mal, el lance fue precioso, y me hizo bastante gracia que después se posara en un balcón.
Gavilán.
Turbón (2.492 msnm.)
Sierra de Chía.
Gallinero (2.728 msnm.)
Carbonero garrapinos.
Herrerillo.
Chovas piquirrojas. Los más observadores verán un bonito colirrojo tizón (Phoenicurus ochuros).
Roble albar (Quercus petraea).
Avellano (Corylus avellana).
Boj (Buxus sempervirens).
Hepatica nobilis.
Helleborus foetidus.
Asplenium onopteris.
Ermita de San Andrés (S.XII).
Ceterach officinarum.
Lagarto ocelado en apuros al que reubiqué.
Iglesia de Liri (S.XVI-XVII).
Arasán.
Aún no he terminado con el pirineo, ya que próximamente publicaré otra entrada sobre la zona, sobre otros menesteres. Quisiera terminar haciendo una mención a mis compañeros de Ardillas, con quienes me siento como en casa en todas nuestras excursiones y viajes; además, se que algunos leerán esta entrada, ¡Un abrazo, chicos!
En fin, un saludo y...
¡Nos vemos en las tierras silvestres!
Espero que os haya gustado muuuuuucho esta entrada.