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domingo, 8 de marzo de 2020

Árboles ibéricos: El pino negro.

Continuamos esta serie de entradas sobre árboles con un habitante insigne de las montañas, cuyos bosques cubren las faldas de algunos de los picos más importantes de la península. Su fuerte color verde, porte piramidal y sinuoso tronco oscuro lo distinguen fácilmente de otros pinos: el pino negro o ''moro'' (Pinus uncinata), aunque este último nombre está cayendo en el olvido.

 
Pino negro (Pinus uncinata).

En Europa podemos encontrar dos subespecies: Uncinata, que es la que tenemos en España, y Rotundata, presente en los Alpes, Cárpatos y Alpes Dináricos. Como el que nos ocupa es el negro nominal o Uncinata, empezaré comentando sus características (como ya hice anteriormente). Se trata de un árbol corpulento, de corteza oscura y escamosa, que rara vez sobrepasa los 25 m. de altura. Su porte más habitual es el piramidal, pero sometidos a fuertes vientos se deforman según su dirección. Asimismo, la acumulación de nieve sobre las copas produce portes achaparrados. Sus hojas, como en todos las pinos, son aciculares o, más sencillo, en forma de aguja, y se disponenen en pares, en ramillas muy densas de color verde oscuro. Las acículas son notablemente más pequeñas que en otros pinos. Piñas bastante pequeñas, fácilmente diferenciables por su asimetría y sus escamas ganchudas. Aquí algunas imágenes del porte general, piñas, etc.

Acículas y piñas.

Aquí se aprecia mejor lo ''ganchudo'' de las piñas.

Cortezas.


Raíces.

Árboles muy utilizados en señalización.
 
 

Porte piramidal.

 
 
Porte globoso.

Piramidal (izquierda) y columnar (derecha).

Árboles raquíticos y achaparrados por la exposición al viento y el sustrato rocoso pobre en nutrientes.

Hay mucha variación individual en el porte, forma de la copa, ramificación, etc.


Como curiosidad, existe un híbrido con el pino silvestre, Pinus raethica, que se distingue por tener aspecto de silvestre pero piñas claramente de negro. Pongo imágenes de los dos para comparar:

Pino negro. Valdelinares.

Híbrido silvestre x negro, Valdelinares. 
 
Respecto al hábitat, este árbol ocupa zonas subalpinas y alpinas desde los 800 a los 2.700 msnm. Aquí forma bosques puros, principalmente, o se mezcla con otros árboles como los abetos (Abies alba). Requiere elevadas precipitaciones, incluso en verano. Cualquier tipo de suelo le es favorable, creciendo en laderas rocosas, canchales, laderas herbosas e incluso turberas, llegando a alcanzar el límite superior a partir del cual ya no se encuentran árboles, donde se asocia a vegetación de alta montaña como la gayuba o el rododendro. En España ocupa gran parte de los Pirineos, desde el valle del Roncal hasta Gerona, y hay algunas masas en la Sierra de Cebollera (Soria-La Rioja) y Valdelinares (Teruel). Asimismo, existen repoblaciones en Guadarrama, Sierra Nevada y otras sierras de considerable altura.

Bosquete mixto de pino negro y abeto (Abies alba).

Masa pura.
 
 
Se observan ejemplares en el límite de vegetación, mucho más pequeños por la exposición a los elementos.


Típico de zonas montañosas.


Su madera se ha utilizado tradicionalmente en tornería, aunque poco extendida por la facilidad de la misma para combarse y resquebrajarse a la intemperie. En cosmética se han utilizado sus acículas para la obtención de aceites esenciales. Aparte del uso tradicional, se trata de un árbol muy importante para los ecosistemas de montaña, ya que con su poderoso sistema de raíces protege los suelos de la erosión y corrimientos de tierra; además, actúan como un poderoso parapeto contra las avalanchas. Su nombre científico es la unión de los vocablos Pinus, es decir, ''pino'', y Uncinata, derivado del latín uncinatus , ''ganchudo", referente a las características escamas de sus piñas.

Su madera se usa en algunas construcciones rudimentarias como refugios, leñeros, cuadras, etc.
 

Aunque resistente se pudre con facilidad a la intemperie.

Se trata de una especie que sufre muchas deforestaciones por la construcción de pistas de esquí y otras instalaciones; muchas veces su ausencia provoca desprendimientos, avalanchas, la citada erosión,... Así de conectados están estos árboles con su entorno.

 
Unas últimas imágenes:


Los ejemplares secos parecen criaturas ancestrales; en este caso me recuerda a un cocodrilo.
 
 



Polystichum setiferum.

Hepatica nobilis.

Y, como se suele decir, ''mañana más'', jeje. Hasta aquí el pino negro, próximamente continuaré con esta serie de entradas sobre nuestros árboles. En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

lunes, 17 de febrero de 2020

Árboles ibéricos: La sabina albar.

Esta entrada no es como las habituales que suelo hacer, es decir, no encontraréis un amplio repertorio de fauna ni mis clásicas crónicas de excursiones y viajes; esta vez, la cosa va de homenajear a unos gigantes antediluvianos que llevan muchísimo tiempo con nosotros, utilizada tradicionalmente no solo en lo material, sino también en la cultura popular de las zonas donde los encontramos: las impresionantes sabinas albares (Juniperus thurifera).

La sabina albar es un árbol de la familia de las coníferas de crecimiento bastante lento, aunque se ha comprobado que si el suelo es propicio se incrementa notablemente su crecimiento en longitud y diámetro. Su nombre científico procede de la unión del vocablo Juniperus, nombre que los romanos daban a los enebros y sabinas, y Thurifera, portadora de incienso. Se puede traducir como "Sabina que porta incienso", ya que su madera, al arder, desprende un fuerte olor al mismo. Está presente en muchas canciones y leyendas de la Comunidad Valenciana, donde también se la conoce como "travina" o "taravina" según que zonas.

Sabina albar. La Torre, Alpuente.

Se caracteriza principalmente por su corteza color gris blanquecino/gris castaño, según que ejemplares, con pequeñas estrías y tiras más o menos verticales. Como una imagen vale más que mil palabras, he aquí varios ejemplos:

Gris blanquecino.



Gris castaño.




La copa es muy densa, en ocasiones aclarada, de color verde o algo glauco (verde azulado), y da lugar a portes muy variados: globoso, piramidal, columnar,... He aquí algunos ejemplos:

Porte achaparrado, causado por su adaptación a terreno rocoso.

En este caso, un rayo originó esta peculiar forma.

Porte globoso, el más típico.

De izquierda a derecha: piramidal, columnar y globoso.

Ejemplos de porte aclarado.


Las hojas adultas son escuamiformes, tipo ciprés, bastante ásperas, mientras que las juveniles son aciculares, como en los enebros. Frutos redondeados, de color azulado-negruzco. A finales de Invierno/Primavera produce gran cantidad de inflorescencia.



Se trata de un árbol muy resistente a condiciones térmicas extremas, de bajísimas temperaturas y heladas tardías a fuertes calores veraniegos. No es muy exigente con el tipo de suelo, mostrando preferencia por los calizos pero apareciendo en silíceos y algo yesosos. Por todas estas características, parece estar más que preparada para soportar los bruscos cambios de temperatura y climatología que sufrimos. En España se distribuye por el centro, este y sur peninsular, con sus mayores efectivos en Crémenes leoneses, Cerrato palentino, Alto Duero, Sistema Ibérico y Campo de Montiel. Las más meridionales se encuentran en Topares (Almería) y Sierra Seca (Granada). Las que ilustran esta entrada crecen en el término municipal de Alpuente, salpicado de pequeñas aldeas donde el tiempo parece haberse detenido y este árbol ha tenido siempre una importancia crucial entre sus habitantes. Sobretodo la madera, aromática, resistente a la humedad y a las plagas, muy propicia para instalaciones a la intemperie. Se utilizaba principalmente para vigas y arcos de puertas y ventanas, con muchos otros usos como tallas, muebles o maquinaria agrícola:

Antigua trilladora de madera y hierro.

Puerta típica de construcciones agrarias.

Estas construcciones, aunque rudimentarias, no sucumben fácilmente a los elementos.


La Sabina Juana, todo un icono en la zona, fue una de las que tuve ocasión de visitar en este caluroso día de Febrero, enclavada además en un entorno donde abundan los ejemplares de gran porte. Se trata de un ejemplar de unos 500 años, cuyo tronco tiene un perímetro de 7 mts., y que se ramifica en 4 brazos para acabar en una espectacular copa. Como dato curioso, el ejemplar fue alcanzado por un rayo.

La Juana. Un auténtico gigante.


Como he dicho, hay muchas otras grandes sabinas por la zona, siendo muy fotogénicas incluso las que están secas. Aparte de esto, las aldeas son preciosas y muy auténticas, y el paisaje merece mucho la pena. Con estas imágenes despido a la sabina albar y, con ella, la entrada:



 



Pino negral (Pinus nigra).

Roquedos con excrementos de cabra montés (Capra pyrenaica).

 
La Almeza.

La Cuevarruz.

 

Sabina y almendros.

Detalle de las flores.

 
Helianthemum viscarium.

Narcissus pseudonarcissus.
 
 Bueno, hasta aquí puedo leer. Espero que no os hayáis aburrido con tanto rollo y os hayan gustado las sabinas y el precioso entorno. Por último, un consejo: acercaos si podéis por la zona de Alpuente y alrededores; aparte de su gran belleza, pueden encontrarse con facilidad cabras montesas y aves como el roquero rojo (Monticola saxatilis), alimoche (Neophron percnopteus), etc.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

Icnitas de dinosaurio.