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viernes, 25 de diciembre de 2020

2 jornadas inolvidables.

 Eso es exactamente lo que fueron, inolvidables; una tarde y un día completo que, pese a su brevedad y escasez en observaciones, sin duda difícilmente me olvidaré de ellas. En teoría fueron la tarde del día 7 de Diciembre y el día 19 del mismo mes, pero, teniendo en cuenta que lo más potente fue este último día, empezaré por el final: el sábado 19, así pues, fuimos toda la familia a Burriana (Castellón) a pasar el día y, en mi caso, intentar avistar a un ilustre visitante invernal, la gaviota de Delaware (Larus delawerensis). Y vaya si la vimos:

Entorno de la observación.

Gaviota de Delaware.

Al principio pensé que, quizá, se trataba de una patiamarilla juvenil, ya que obtener una foto así y, además, en vuelo, resulta complicado, pero, consultando guías y, finalmente, en eBird, me confirmaron que, en efecto, era la deseada gaviota. Más adelante la volví a descubrir en un descampado cercano al puerto, integrada en un bando de gaviotas de Adouin (Larus audonii). Las fotos son de peor calidad que la primera, pero un avistamiento así merece toda la documentación gráfica posible.

La que está en medio (patas amarillentas, pico amarillo con gruesa cuña negra...)

Esta especie de gaviota, divagante americana, se distribuye por gran parte de Canadá y zonas adyacentes de Estados Unidos, invernando habitualmente en costas del Atlántico y Pacífico, así como en algunas zonas interiores de EE.UU y las costas del Caribe y Centroamérica. Cría en zonas cercanas al agua costeras y del interior, habitualmente en colonias,  mientras que, en Invierno, es habitual observarla en puertos, vertederos, depuradoras...

Detrás de la Adouin del centro.

En España, a día de hoy, existen unas 133 observaciones homologadas, normalmente entre noviembre y abril. Aparece sobre todo en costas asturianas y gallegas, pero también hay citas en otros puntos como Canarias o este mismo. Este ejemplar en cuestión es bastante longevo; nacido en 2005, apareció por primera vez en invierno del mismo año, y desde entonces no ha fallado ningún invierno. ¡15 años ya, y todos ellos invernando regularmente a media hora escasa de donde vivo! Me sabe un poco mal no haberlo sabido hasta ahora, cuando el confinamiento perimetral me impide viajar al norte en busca de gaviota groenlandesa y he buscado algo parecido más cerca, pero, ahora que lo he descubierto, pues a ver si puedo pasarme más a menudo.

Además, vimos gaviotas patiamarilla, sombría y cabecinegra, charrán patinegro... y comimos muy bien por la zona.

Mirando hacia Valencia.

Gorrión común (Passer domesticus) fotografiado a pesar del energúmeno que me pedía una foto.

Gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus).


Patiamarillas (Larus michaellis) y sobrías (Larus fuscus).


La segunda especie de la entrada no es, ni mucho menos, tan especial como la gaviota, pero para mi significa mucho al ser una de mis aves favoritas y, a la postre, de las que menos suelo ver. La tarde del lunes 7 me pasé por la Marjal dels Moros, uno de mis lugares favoritos para el pajareo, y nada más llegar me recibieron... ¡Nada menos que dos alcatraces atlánticos (Morus bassanus)! ¡Y muy cerca de la costa! Por suerte me dio tiempo a fotografiar a uno de ellos; las fotos, al ser un día muy nublado, no le hacen justicia al bicho, pero, para tener un mejor documento gráfico, y de paso que vosotros también disfrutéis de esta bonita ave, he jugado un poco con brillo, contraste, etc. Aquí tenéis el resultado:

Alcatraz atlántico.

Más adelante, para mi sorpresa y regocijo, pude observar otro ejemplar bastante más lejano, pero todo cuenta al fin y al cabo. No pongo fotos de más especies que vi por la zona por una buena razón, que ya explicaré próximamente; lo que sí que tengo son unas cuantas fotos de nubes (otra de mis pasiones fotográficas) tomadas aquella oscura, aunque bonita, tarde de invierno.







Y esto es todo lo que tenía que contar. Resumiendo, dos jornadas muy agradables en excelente compañía, tanto humana como animal, que se me quedarán grabadas para siempre tanto en mi cabeza como en mi disco duro. Aprovecho para desearos a todos 

¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!!!

y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

sábado, 23 de mayo de 2020

Parques y zonas verdes de Alboraya.

La verdad es que nunca me había puesto en serio a bichear por los parques de Alboraya, más bien salgo por la huerta, el Barranc y la zona de costa. No os engañéis, sé perfectamente lo que se puede ver y lo que no en cada parque; lo que pasa es que nunca me había planteado coger prismáticos y cámara y ponerme a explorar parques por aquí. Ahora el día alarga, y aprovecho las horas de menos calor (a partir de las 20h. hasta que se pone el sol) para visitarlos, cámara en mano. Básicamente tenemos 2 grandes zonas verdes, aparte de las alamedas, parterres, etc., y estos días están bastante masificadas, pero algo se puede sacar, obviamente. La mejor opción y, por tanto, la que escogí el primer día fue el parque de la estación de Palmaret, ya muy cerca del límite municipal con Valencia. Es una zona pequeña, aunque bastante arbolada, cuya mayor ventaja es su escasa afluencia (solo un grupo de chavales y un hombre paseando). Aquí es fácil ver, aparte de los omnipresentes gorriones, una buena variedad de fringílidos y otras aves como el petirrojo europeo (Erithacus rubecula) al que oí cantar o las escandalosas cotorras de Kramer (Psittacula kramerii).
 

Tórtola turca (Streptopelia decaoto). El ave más común del entorno, sin duda, como en muchos otros lugares.

Los verderones (Carduelis chloris) se hacen más de rogar. Con esta luz parecen oro puro.


Gorrión común (Passer domesticus).

Esta especie de arbusto no tengo ni idea, pero sus frutos parecen de fantasía.

Después me fui por una pequeña pinada donde no salió nada interesante y unos caminos de huerta donde ya no cabía nadie más. Aquí, aparte de los típicos urbanitas que cogen hortalizas de campos privados, pude ver muchas golondrinas y un cernícalo vulgar (Falco tinninculus). Poca cosa más, y la situación no cambiaba, así que fui volviéndome a casa. Por el camino vi un grupo familiar de carbonero común (Parus major) que me alegró la tarde y bastante nido de avión común (Delichon urbicum), aparte de los preciosos atardeceres de huerta que tanto me gustan.

Eneas en una acequia.

Cernícalos vulgares.


Golondrina sobre tendido.

Magnífico atardecer hortelano.
 
Carboneros comunes.



Se me iba yendo el día.



 

Dos días después decidí que podría meterme un poco por el enorme Paseo de Aragón, que, pese a la cantidad de gente que pasea, corre, etc. por él, siempre está lleno de aves, principalmente gorriones y mirlos pero con presencia habitual de verdecillo y jilguero. Además, es una zona ajardinada preciosa.
Un pequeño dato histórico: aquí se encuentra el Puente del Moro, construcción del siglo XV que fue trasladada aquí pieza a pieza en los años 90.

Mirlo (Turdus merula). Ellos sí pueden acceder a zonas de juegos, jajaja.

Gorrión joven.
 
Hembra.

Las omnipresentes tórtolas.


Avión común (Delichon urbicum). Al darle el sol parece una dáurica.
 
Puente del Moro.
 
Esta masía creo que se alquila para bodas.

De aquí me fui andando hacia una zona donde es fácil ver urracas posadas (sí, me fui a ver urracas, así soy yo) por una pequeña alameda donde solo vi gorriones, uno de ellos bien cerca, eso sí:

Precioso gorrión.



Dientes de león.

Gaviota patiamarilla (Larus michaellis), supongo que mudando.

La urraca y el Boeing.
 

La última que vi se posó en el término municipal de Valencia, y no pintaba que fuese a volver.
 

Como ya sabía yo que la urraca no iba a volver a posarse cerca, di por concluida la excursión y me fui recogiendo, por un camino diferente en que no faltaron aviones comunes y, por supuesto, los atardeceres, esta vez más urbanos.

San Miguel de los Reyes al fondo.
 

Vencejo común (Apus apus).

Araucaria.

Las entradas de después del confinamiento son bastante breves, para lo que yo acostumbro; eso es, entre otras cosas, porque no tengo mucho material por estar en un solo municipio. A ver si la situación cambia pronto. Por cierto, aprovecho para incluir una foto de los carteles que estos días han puesto por la huerta. Son cosas de cajón, pero ante la epidemia de saqueos a huertos y jardines particulares, perros sueltos en medio de campos recién plantados, etc., pues así están las cosas. Desde luego somos la repanocha.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

Que haya que recordárselo a la gente.