Como todos los años empieza a notarse la primavera: días más largos, temperaturas más altas, las primeras flores... Al vivir en la Comunidad Valenciana y tan cerca de la costa estos cambios empiezo a notarlos más o menos a mediados de Febrero (o incluso principios), tal y como ha sido este año. Fue entonces cuando pude observar una estampa primaveral muy típica: una culebrera (Circaetus gallicus) con su presa en el pico. Esto, rodeado de las primeras jaras y unos paisajes bien chulos, es una forma fantástica de ir empezando con la nueva estación.
Uno de mis sitios favoritos para empezar a notar la primavera es l'Albufera, que lamentablemente en febrero, al no poder ir los fines de semana debido al cierre perimetral de Valencia y demás localidades, solo pude dedicarle un brevísimo rato un jueves por la tarde. Por suerte bastó para observar de cerca a los somormujos lavancos (Podiceps cristatus) luciendo sus espléndidas galas nupciales y algunas flores de las dunas, además claro está de otras cosas.
Cuando dejaron entrar en fin de semana sí que pude dedicar una espléndida mañana a la zona, empezando por la privacidad que da el Racó de l'Olla y su nuevo sistema de visitas concertadas: es decir, poquísima gente para lo que solía haber. Aquí, aparte de un agradable recorrido entre pinos y monte mediterráneo, tenemos varios observatorios muy bien montados que hacen las veces de "hides" gratuitos, donde esta vez se llevaron el protagonismo por cercanía y belleza de su plumaje las distintas parejas y grupos de tarro blanco (Tadorna tadorna). Al ver las fotos entenderéis por qué lo comparo con un hide. Entre las demás aves como más destacable flamencos (Phoenicopterus roseus), aguilucho lagunero (Circus aeruginosus), archibebe claro (Tringa nebularia) y oscuro (Tringa erythropus), porrón europeo (Aythya ferina) y pato colorado (Netta ruffina), todos ellos retratados más o menos bien.
Una fantástica forma de terminar una jornada como esta es darse un paseo por la Devesa y sus dunas, sobre todo ahora con la floración en marcha y algún gran lepidóptero tempranero que ya de por si hizo que la decisión mereciese la pena; menos mal, porque, por otro lado, se trata de un lugar muy masificado los fines de semana.
Además de todo esto, destacar la presencia de 3 gaviotas picofinas (Larus genei o "patos", como decían por allí algunos) y un bonito escribano palustre (Emberiza schoeniculus).
Cerca de casa, como no podía ser de otra forma, también pueden verse estos cambios; me despido de vosotros esta vez con imágenes de una solitaria lavandera boyera (después se le unieron, y seguirán uniéndosele, bastantes más), una pareja de pato colorado que siempre aparece aquí en marzo, las reidoras y cabecinegras en plumaje nupcial y los clásicos moritos que, pese a ser especie residente, aparecen esta época por mi zona para dar buena cuenta de los enormes cangrejos americanos. Sólo falta alguien que se coma al preocupante número de galápagos de florida...
Próximamente veremos más especies estivales observadas durante las vacaciones de San José, muy distintas a las que pasé confinadas el año pasado... Incluye bonitas novedades y una pasmosa variedad de especies, muchas de ellas vistas en tan sólo 3 horas esta mañana.
En fin, un saludo y...
¡Nos vemos en las tierras silvestres!