sábado, 23 de mayo de 2020

Parques y zonas verdes de Alboraya.

La verdad es que nunca me había puesto en serio a bichear por los parques de Alboraya, más bien salgo por la huerta, el Barranc y la zona de costa. No os engañéis, sé perfectamente lo que se puede ver y lo que no en cada parque; lo que pasa es que nunca me había planteado coger prismáticos y cámara y ponerme a explorar parques por aquí. Ahora el día alarga, y aprovecho las horas de menos calor (a partir de las 20h. hasta que se pone el sol) para visitarlos, cámara en mano. Básicamente tenemos 2 grandes zonas verdes, aparte de las alamedas, parterres, etc., y estos días están bastante masificadas, pero algo se puede sacar, obviamente. La mejor opción y, por tanto, la que escogí el primer día fue el parque de la estación de Palmaret, ya muy cerca del límite municipal con Valencia. Es una zona pequeña, aunque bastante arbolada, cuya mayor ventaja es su escasa afluencia (solo un grupo de chavales y un hombre paseando). Aquí es fácil ver, aparte de los omnipresentes gorriones, una buena variedad de fringílidos y otras aves como el petirrojo europeo (Erithacus rubecula) al que oí cantar o las escandalosas cotorras de Kramer (Psittacula kramerii).
 

Tórtola turca (Streptopelia decaoto). El ave más común del entorno, sin duda, como en muchos otros lugares.

Los verderones (Carduelis chloris) se hacen más de rogar. Con esta luz parecen oro puro.


Gorrión común (Passer domesticus).

Esta especie de arbusto no tengo ni idea, pero sus frutos parecen de fantasía.

Después me fui por una pequeña pinada donde no salió nada interesante y unos caminos de huerta donde ya no cabía nadie más. Aquí, aparte de los típicos urbanitas que cogen hortalizas de campos privados, pude ver muchas golondrinas y un cernícalo vulgar (Falco tinninculus). Poca cosa más, y la situación no cambiaba, así que fui volviéndome a casa. Por el camino vi un grupo familiar de carbonero común (Parus major) que me alegró la tarde y bastante nido de avión común (Delichon urbicum), aparte de los preciosos atardeceres de huerta que tanto me gustan.

Eneas en una acequia.

Cernícalos vulgares.


Golondrina sobre tendido.

Magnífico atardecer hortelano.
 
Carboneros comunes.



Se me iba yendo el día.



 

Dos días después decidí que podría meterme un poco por el enorme Paseo de Aragón, que, pese a la cantidad de gente que pasea, corre, etc. por él, siempre está lleno de aves, principalmente gorriones y mirlos pero con presencia habitual de verdecillo y jilguero. Además, es una zona ajardinada preciosa.
Un pequeño dato histórico: aquí se encuentra el Puente del Moro, construcción del siglo XV que fue trasladada aquí pieza a pieza en los años 90.

Mirlo (Turdus merula). Ellos sí pueden acceder a zonas de juegos, jajaja.

Gorrión joven.
 
Hembra.

Las omnipresentes tórtolas.


Avión común (Delichon urbicum). Al darle el sol parece una dáurica.
 
Puente del Moro.
 
Esta masía creo que se alquila para bodas.

De aquí me fui andando hacia una zona donde es fácil ver urracas posadas (sí, me fui a ver urracas, así soy yo) por una pequeña alameda donde solo vi gorriones, uno de ellos bien cerca, eso sí:

Precioso gorrión.



Dientes de león.

Gaviota patiamarilla (Larus michaellis), supongo que mudando.

La urraca y el Boeing.
 

La última que vi se posó en el término municipal de Valencia, y no pintaba que fuese a volver.
 

Como ya sabía yo que la urraca no iba a volver a posarse cerca, di por concluida la excursión y me fui recogiendo, por un camino diferente en que no faltaron aviones comunes y, por supuesto, los atardeceres, esta vez más urbanos.

San Miguel de los Reyes al fondo.
 

Vencejo común (Apus apus).

Araucaria.

Las entradas de después del confinamiento son bastante breves, para lo que yo acostumbro; eso es, entre otras cosas, porque no tengo mucho material por estar en un solo municipio. A ver si la situación cambia pronto. Por cierto, aprovecho para incluir una foto de los carteles que estos días han puesto por la huerta. Son cosas de cajón, pero ante la epidemia de saqueos a huertos y jardines particulares, perros sueltos en medio de campos recién plantados, etc., pues así están las cosas. Desde luego somos la repanocha.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

Que haya que recordárselo a la gente.

2 comentarios:

  1. Hola! He encontrado tu blog y me ha gustado mucho, te felicito. Hace pocos meses que he empezado en esto de observar aves, y me parece muy interesante, además, vivo cerquita de tu pueblo y también suelo salir a menudo por la huerta a ver bichitos! Me ha hecho ilusión encontrar a alguien con los mismos gustos y cerca de mí! Cualquier día nos cruzamos entre alcachofas! :)
    Un saludo,
    Irene.

    ResponderEliminar
  2. Me alegro que te haya gustado Irene, la verdad es que yo también empecé hace poco a observar aves, hace unos 5 años;es una afición muy bonita, pero cuidado que engancha en!! A ver si nos cruzamos por aquí algún día.
    ¡Saludos!

    ResponderEliminar