miércoles, 12 de febrero de 2020

Naturaleza y viajes 2020: Madrid.

Con esta ''escapada'', entre comillas puesto que el objetivo del viaje era un examen bastante estresante, doy comienzo a mis crónicas de pequeñas escapadas a la naturaleza. De momento tengo planeadas dos más: Un viaje invernal a Pirineos, que se está convirtiendo en tradición y una escapada por la Sierra del Segura, que no sé cuando llegará pero lo hará.

Pero empecemos por el principio: En Octubre del pasado año me examiné del primer examen de la oposición para Auxiliar Administrativo, y, como parece que los planetas se alinearon y logré aprobar, pasé a la segunda prueba, un ejercicio informático de media hora el pasado Domingo 9; esto es, un largo viaje para media hora de tecleo convulso y agobiante... El caso es que, para relajarme el día anterior y aprovechar más el viaje, el sábado pasado fuimos mi familia y yo a varios puntos de la cercana Sierra de Guadarrama que visitamos hace años, y de paso intentar localizar a las águilas imperiales (Aquila adalberti) del Monte del Pardo. Vayamos por partes: lo primero que hicimos fue subir al puerto de Cotos.

Cotos.

Al principio la cosa no pintaba muy bien; de hecho, caía un buen aguanieve, como veréis arriba, pero después la cosa se calmó y pudimos pasear por sus preciosos pinares. El pino silvestre (Pinus sylvestris) es el árbol dominante aquí; de hecho, el pinar de Valsaín, del que forman parte estos bosques, es una gran masa de esta especie en concreto. Se trata de un árbol propio del clima eurosiberiano, que en nuestro país aparece en zonas montañosas y frías del centro, este y norte peninsular. Su característico color rojizo en la parte superior del tronco lo diferencia de otros pinos del mismo hábitat, como puedan ser el rodeno (Pinus pinaster), el laricio (Pinus nigra) o el negro (Pinus uncinata). Aquí podéis ver el estupendo bosque que forman entre Cotos y la laguna grande de Peñalara.

 

Extensos pinares.




Más arriba, lo sustituye el matorral de escobón (Cytisum scoparium) y enebro rastrero (Juniperus communis subsp.nana).

Más del pinar.



Lirio? (Iris spp.?)

Narciso (Narcissus bulbocodium).
 
Los abedules (Betula pendula) empiezan a echar hoja.

Aparte de su espectacularidad paisajística y botánica, es una buena zona para ver verderón serrano (Serinus citrinella) y buitre negro (Aegypius monachus). Vimos ambas especies, pero el primero no pude fotografiarlo bien y del segundo no pongo ni la foto... Aun así, pudimos ver más aves, así como disfrutar del paisaje:

Trepador azul (Sitta europea).

Verderón serrano.

 
 Corneja negra (Corvus corone).

 
Piquituertos (Loxia curvirostra), macho (derecha) y hembra.

Los arroyos y saltos de agua, naturales o artificiales, son muy agradables.


 

Igual que la nieve en las montañas.

 


Después de comer fuimos a la Cuenca Alta del Manzanares, donde nos esperaban sus verdes praderas, varios milanos reales (Milvus milvus) aunque muy lejos y las cigüeñas (Ciconia ciconia), que ya se habían asentado en el campanario de Cerceda. Siempre me han parecido fascinantes estas grandes aves, sobretodo por la fidelidad que muestran hacia su pareja. Solo hay que ver como se saludan en el nido. Además, dicen por ahí que traen buena suerte...

Cigüeñas.
 


 
Como decía, no faltaron crocoteos y demás ''escenas de matrimonio".

"¿Dónde has estado? En un bar, seguro..."

Y fuimos a ver si veíamos las águilas imperiales. Y las novedosas rapaces aparecieron nada más bajar del coche, en sendas torres eléctricas. Fue, sin duda, el momentazo del viaje, pese a su escasa duración (¡¡Que se nos echaba la noche encimaa!!) Las fotos no le hacen mucha justicia, pero en fin... es lo de menos, ¿no?

Imperiales.


Como no veréis una m..., amplío.
 
Esta vez, el buitre negro no se libró de la ronda de cutre-fotos.
 
 
Al día siguiente el examen no empezaba hasta las 2 de la tarde, cosa que sin duda tiene narices, pero al final también me benefició ya que nos quedamos a comer y pude agenciarme al rabilargo ibérico (Cyanopica cyanus) en un entorno mediterráneo mu' majo él. Por supuesto, no fue el único...

Las palomas torcaces (Columba palumbus) se encargaron de entretenerme durante la larga espera hasta la prueba.


También fotografié esta Silene colorata, en una de las mejores imágenes que tengo del género.
 
Dehesa donde anduve después de comer.
Rabilargos. Hay que ver, los gritos que pegan.

Con este amigo tengo serias dudas: lo habitual sería que fuese escribano soteño (Emberiza cirlus), pero tengo serias dudas entre este y el cerillo (Emberiza citrinella). A ver si alguien que lea puede aclarármelo.

Carbonero común (Parus major).
 
Gorriones molineros (Passer montanum).
 
Pico picapinos (Dendrocopus major) en las sombras.
 
Pinzón vulgar (Fringilla coelebs), macho.

Rosal silvestre (Rosa canina).
 
 Bueno, de momento, aquí se quedan mis ''aventuras''. La impresión general es la de un fin de semana agradable (el domingo por la mañana no tanto, eso sí) con la familia y un examen bastante más fácil de lo que yo temía. Como suele decirse, el tiempo dirá; de momento me quedo con el éxito de las imperiales! El próximo viaje será al Pirineo, con el objetivo de sus inmensos paisajes nevados... eso sí, si es que la hay.

En fin, un saludo y...

¡Nos vemos en las tierras silvestres!

Me despido con este rabilargo sobrevolando la inmensidad del Pardo, todo un pulmón verde al lado de la capital.

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